LA CARTA DE LOS MARTES – 11 DE JUNIO DE 2019

LA CARTA DE LOS MARTES – 11 DE JUNIO DE 2019

El gran bien, como por ejemplo el de las donaciones que Amancio Ortega efectúa periódicamente para mejorar la dotación de recursos técnicos de la sanidad pública española, presenta una ventaja adicional frente a la opinión publicada: ha puesto de relieve quién está con la vida y quién con el odio y la muerte.

Queridos amigos:

En enero de 1516, Juan Díaz de Solís Intentó fundar lo que sería ulteriormente la ciudad de Buenos Aires, pero desembarcó en las costas de Uruguay. Al poco, Díaz de Solís fue muerto en un ataque de los aborígenes que habitaban la zona.

El 24 de agosto de 1534, Diego García de Moguer se embarcó en una segunda expedición hacia el Río de la Plata, exploró los estuarios de los ríos Uruguay y Paraná y fundó el primer asentamiento de la ciudad, que llamó Santa María del Buen Aire. No prosperó.

El tercer intento fue el de Pedro de Mendoza, quien estableció las bases del puerto de Nuestra Señora Santa María del Buen Aire en 1536. No prevaleció.

Finalmente, el 11 de junio de 1580, Río Paraná abajo, en el gigantesco estuario del Río de la Plata, Juan de Garay, con 76 familias de colonos españoles, 200 familias de nativos guaraníes y unos 40 soldados en tres navíos desembarcaron y fundaron un núcleo urbano que Garay vino en llamar Ciudad de La Santísima Trinidad y Puerto de Santa María del Buen Ayre. Esta fue la buena. Juan de Garay fundó – de nuevo y para siempre – la ciudad de Buenos Aires.

La ciudad perteneció inicialmente al Virreinato del Perú. En 1776 fue designada capital del recién creado Virreinato del Río de la Plata.

La ciudad creció y se sostuvo frente a ataques de indígenas y británicos. En 1806 estos últimos  atacaron y ocuparon durante meses la plaza, recuperada con éxito por el Virrey Santiago de Liniers en una intervención heroica que doblegó tanto a los británicos como a la furia de los elementos. Al poco, el 25 de mayo de 1810, un levantamiento destituyó al virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros,  sustituido por una Junta de gobierno. Ésta no proclamó formalmente la independencia formal de la República Argentina, la cual aconteció seis años más tarde, durante el Congreso de Tucumán, el 9 de julio de 1816.

Desde 1895 a 1914, a lomos de la inmigración, la ciudad creció espectacularmente. En 1914 era la duodécima ciudad más grande del mundo. Tenía censados 1.575.000 habitantes. Ya era rica.

Buenos Aires es hoy en día la cosmopolita capital de una de las naciones decrecientemente más prósperas de América, con estatus de Estado autogobernado. Cuenta con 15 millones de habitantes de los 43 que viven en Argentina. Boyantes industria y servicios son los responsables de su riqueza, que es más de la mitad de toda la imputable al país entero. Hija de todas las culturas, su arquitectura y urbanismo poseen todos los estilos: colonial español, art decóart nouveau, neogótico, italianizante, francés borbónico y academicismo francés. Por esto se la ha llamado «La París de América».

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El tema central de esta carta es la historia de España. Entre efemérides, cuerpo central, elementos complementarios y frase, tengo que centrar el tiro bien y rápido. A ver cómo resulta.

España lo es, configurada como Estado unitario superpuesto a la idea de Nación, desde 1492. Alcanzados los últimos objetivos de la Gloriosa Reconquista, los Reyes Católicos conformaron el núcleo central de lo que durante los próximos quinientos años largos sería y es el Estado Moderno pionero en Europa. No lo hay más antiguo ni en Europa, ni en África ni en América. Sí hay tres – con abrumadora superioridad temporal – en Asia: Corea (partida en dos desde 1953), Japón (que aún no ha recuperado las cuatro islas Kuriles del Norte que la URSS invadió en septiembre de 1945) y China (con la segregación de Formosa, Quemoy y Matsu resultante de la Guerra Civil que terminó en 1949), que presentan más de 4.000 años de trayectoria ininterrumpida como tal. Pero esa es otra historia. Tampoco España ha recuperado Gibraltar.

Dejando de lado su configuración imperial –de la que hablamos cuando tratamos la figura de Felipe II – y los vaivenes portugueses, España es una desde el Siglo XV. Es precisamente la depresión en la autoestima que trajeron consigo las últimas derrotas en Filipinas y Cuba, más el penoso y heroico desempeño en el Norte de África veinticinco años más tarde, quienes alumbraron una tendencia disgregante que ahora veremos.

Salvo durante dos breves períodos de su trayectoria, España ha sido una monarquía hereditaria. La Primera República duró desde febrero de 1873 hasta diciembre de 1874. La Segunda, entre el 14 de abril de 1931 y el 1 de abril de 1939. Las pulsiones separatistas se vieron reforzadas durante ese período, para perderse durante los cuarenta años del régimen deFrancisco Franco. Con el advenimiento de la Transición y su resultante, el Estado de las Autonomías, las tendencias separatistas han recuperado predicamento, no tanto por su atractivo sino por la ininterrumpida y pertinaz estrategia disgregatoria del PSOE, por un lado, y por la desidia de los partidos de corte conservador (UCD y PP, esencialmente), por otro. Con una sola nación y un régimen centralizado, los puestos disponibles serían insuficientes.

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A efectos académicos, podríamos dividir las sociedades entre los que están a favor de la muerte y los que están a favor de la vida. Es una cisura taxonómica aceptable como hipótesis.

Si quienes están a favor del aborto están a favor de la muerte, quienes están a favor de la eutanasia están igualmente a favor de la muerte. Como saben, recientemente se ha conocido el caso de una joven danesa que, tras sufrir abusos sexuales en su infancia, cayó en una depresión que no la ha abandonado. Llegada a sus 17 años, ha decidido morir, amparada por una normativa que se define como avanzada, y lo es. Muy avanzada en el camino de la autodestrucción. Al respecto, aporto dos artículos: uno de Salvador Sostres, realmente extraordinario y otro de Cristina Losada de similar factura. Con normativas de ese jaez, Occidente se arma contra la vida de una forma espeluznante.

Sensu contrario, quienes mantienen a los enfermos con esperanzas están a favor de la vida. Vean este enlace.

Y no es sólo eso. En una demostración adicional de que estamos invirtiendo no sólo los valores sino las praxis jurídicas en todos los países, incluso en los a priori impensables, esta noticia sobre un caso en Argentina es estremecedora.

Obviamente, en esta materia, el Papa Francisco está del lado correcto de la historia.

En cuanto a las organizaciones internacionales o multilaterales, la cosa no puede estar peor para los defensores de la vida del ser humano. Esto dice la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, que preside Michelle Bachelet, de infausto recuerdo.El titular der la noticia avanza el contenido: “U.S. must ensure access to safe abortions: U.N. rights office”.

Desde hace muchos años se entiende mal cómo los EEUU siguen financiando predominantemente y albergando la sede central de Naciones Unidas. El concepto fundador tenía sentido, pero los grotescos mecanismos de voto, las agrupaciones de países que ejercen su derecho de voto y operan según  su adscripciones transversales y cerradas (por ejemplo, el Islam), la venta de posicionamientos políticos al mejor postor (que siempre forma parte de un conjunto definido y carente de escrúpulos), más el comportamiento cotidiano de muchos de sus representantes en las ciudades sede, hacen de la Organización un triste remedo de lo que podía haber sido y no es. Y además, es carísima, proyecta contravalores sin cesar y condiciona las agendas en los países miembros. No necesitamos ese espantajo.

La Sociedad de Naciones, de corta vida, dejó su lugar a un enfrentamiento que derivó en la Segunda Guerra Mundial, pero la Gran Guerra anterior no necesitó la disolución de ningún organismo pretendidamente aunador y pacificador, por la sencilla razón de que no lo había. Las grandes guerras no necesitan un vacío de representación internacional para estallar.

Hay más cosas. Hacer el bien, por poco, por pequeño, por discreto, por oculto que sea, tiene valor. A los ojos de Dios importa, y mucho. Y la historia que traigo a continuación, un magnífico suelto del creador y mantenedor del gran blog Espada de Doble filo, así lo atestigua.

El gran bien, como por ejemplo el de las donaciones que Amancio Ortega efectúa periódicamente para mejorar la dotación de recursos técnicos de la sanidad pública española, presenta una ventaja adicional frente a la opinión publicada: ha puesto de relieve quién está con la vida y quién con el odio y la muerte.

Algunos de estos odiadores profesionales son, además, asimétricos e hipócritas; son los reyes del embudo. Igual todavía hay gente que no lo sabe.

A partir de esta carta vamos a incluir en cada una de ellas un avance tecnológico, que en sí mismo pone de relieve las mejoras que incesantemente aportan la ciencia y la técnica a nuestras vidas. Frente a los neomalthusianos de siempre se yergue la esperanza en el ser humano. Hoy presento un logro capital para entre el 1 y el 2% de la población, aunque los expertos no se ponen de acuerdo: los afectados por la intolerancia al gluten. Podemos estar hablando de 150 millones de personas. El asunto importa.

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La frase de hoy está extraída de una cantera diferente: las redes sociales. Viene a cuento de los arriba mentados odiadores per se, que a día de hoy están en baja forma en su configuración política más cruda (quiero decir menos elaborada, menos hipócrita) pero se encaman en otras formaciones, no les quepa duda.

Como me señala un buen amigo, este que viene a continuación es un comentario divertido, pero conlleva una cierta dosis de peligro. La (descabellada y costosa en términos políticos) crítica a la donación de Amancio Ortega a la sanidad española es descrita en la frase que cierra esta carta. Que no nos oculte su verdadera naturaleza, que es ideológica. La ideología totalitaria que subyace a los comentarios del odio busca (desmañada y burdamente) sustituir la libertad individual por la intervención del Estado. Desde ese planteamiento, la donación de Amancio Ortega representa una anomalía en ese universo excluyente.

La frase dice así: “No sé si gracias a los 320 millones (de euros) de donación de Amancio Ortega vamos a mejorar en la detección precoz de cánceres, pero en la detección precoz de mamarrachos[1] ya estamos viendo excelentes resultados”. La incorporo en anexo para que puedan comprobar redacción precisa.

Un abrazo

José-Ramón Ferrandis Muñoz

[1] La frase no es exactamente esa, sino la que sigue, más propia de un pie de página: “No sé si gracias a los 320 millones de donación de Amancio Ortega vamos a mejorar en la detección precoz de cánceres, pero en la detección precoz de gilipollas ya estamos viendo excelentes resultados”

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