LA CARTA DE LOS MARTES – 10 DE MARZO DE 2020

LA CARTA DE LOS MARTES – 10 DE MARZO DE 2020

En 1906, el papa Pío X declaró en favor de Extremadura el Patronato de Nuestra Señora de Guadalupe. El papa Pío XII lo convirtió en basílica en 1955. Juan Pablo II la visitó en 1982.

Carta de los martes del 10 de marzo de 2020

Queridos amigos:

El 10 de marzo de 1879, el Real Monasterio de Santa María de Guadalupe (Cáceres) fue declarado Monumento Nacional.  En 1993, la UNESCO lo declaró Patrimonio de la Humanidad. En su interior se aprecian distintos estilos: gótico, mudéjar, renacentista, barroco y neoclásico, aunando cuatro siglos de arquitectura religiosa española. Es una verdadera joya al alcance de todos en un entorno natural privilegiado.

Tras la batalla de Las Navas de Tolosa (1212), los almohades se retiraron al Norte de África y fueron sustituidos por los benimerines. Éstos se enfrentaron en 1340 a una coalición cristiana en la Batalla del Salado. Ganaron España y Portugal. Alfonso XI de Castilla, quien se había encomendado a la Virgen de Guadalupe, entendió que el papel de ésta en la batalla fue decisivo y ordenó se construyera una iglesia[1] donde había una ermita. En torno a ella se formó una agrupación de casas (un realengo) y se crearon hospitales. Durante los reinados de Alfonso XI de Castilla y Enrique II de Castilla, Guadalupe estuvo bajo patronazgo real y señorío civil. En 1341 se instituyó el priorato secular de Santa María de Guadalupe y se reconoció el patronazgo del rey y sus sucesores. El santuario se independizó de Talavera de la Reina. Y a partir de ahí, el santuario y su entorno crecieron casi sin pausa.

No es ajena a esa rápida expansión la devoción a la Virgen de Guadalupe[2] muy extendida por todo el reino. A verla acudían peregrinos de distintos lugares. Para facilitar su acceso, el arzobispo de Toledo mandó construir en 1383 un puente sobre el río Tajo, que a su vez dio lugar a una villa, El Puente del Arzobispo.

Y en 1345 la puebla pasó de realengo a propiedad eclesiástica. En 1389 se hizo entrega del santuario a la Orden Jerónima, 32 miembros de la cual se ocuparon de todas las labores asociadas. A continuación el rey renunció a su derecho de patronazgo y ese mismo año pasó a ser monasterio, según una real provisión expedida por Juan I de Castilla. Cinco años más tarde, en 1394, Benedicto XIII confirmó la transformación del santuario de Guadalupe en monasterio​. Con el apoyo del Rey y el Papa, los monjes jerónimos fueron sus gobernantes durante 463 años.

A lo largo de los siglos el conjunto monástico fue recibiendo mejoras hasta ocupar 22.000 m², dentro de un área de protección perimetral de 44 hectáreas. La devoción a la Virgen de Guadalupe se generalizó por toda España y, a partir de 1492, en América. El origen de esta expansión se halla en la recepción que los Reyes Católicos hicieron a Cristóbal Colón en 1486 y en 1489. En 1493 volvió Colón a Guadalupe en cumplimiento de la promesa escrita en su diario de a bordo para dar las gracias por el descubrimiento de América. De esta manera, el Monasterio de Guadalupe simboliza dos eventos de alcance global que tuvieron lugar en 1492. La Reconquista de la totalidad de la Península Ibérica por los Reyes Católicos y el Descubrimiento de América por Cristóbal Colón. Su conocida estatua de la Virgen devino un poderoso símbolo de la cristianización del Nuevo Mundo.

En 1835 tuvo lugar la desamortización y posterior exclaustración de los jerónimos. Los años siguientes, hasta 1908, fueron de completo abandono, con el correspondiente pillaje y la ruina de las instalaciones, a excepción de la iglesia. En 1879, tras la declaración de Monumento Nacional. Alfonso XIII firmó una Real Orden de entrega del santuario a los frailes franciscanos, quienes poco a poco iniciaron la reconstrucción y habilitación arquitectónica, artística y espiritual, recuperando parte de lo desamortizado y logrando consolidar un complejo monástico de grandes dimensiones.

Su integridad material ha podido preservarse (con el paréntesis de la desamortización) por el continuo uso de las instalaciones desde sus inicios. Ninguna de las intervenciones efectuadas desde su entrega a los franciscanos ha alterado la genuina condición histórica del Monumento.

En 1906, el papa Pío X declaró en favor de Extremadura el Patronato de Nuestra Señora de Guadalupe. El Real Decreto que declaró al Monasterio de Guadalupe Monumento Nacional fue ampliado al conjunto de todos sus edificios en 1929. El papa Pío XII lo convirtió en basílica en 1955. Juan Pablo II la visitó en 1982.

El Monasterio ha sido un centro cultural puntero en lo que se refiere a talleres artesanales y actividad científica. La Escuela Médica de Guadalupe, mencionada en 1451, fue un referente en materia botánica y médica. También lo fue la escuela de Cirugía. En otro ámbito, la fabricación de artículos de lujo y los desarrollos musicales que se produjeron en Guadalupe fueron bien conocidos. Esa relevancia se refleja en los distintos museos que alberga el Monasterio.

Entre ellos cabe resaltar los de Pintura y Escultura, situados en la antigua repostería, que cuentan con obras de El Greco, Goya, Juan Correa de Vivar, Juan de Flandes, Luca Giordano, Nicolás Francés, Pedro de Mena y Zurbarán, entre otros.

El Monasterio de Guadalupe pertenece conjuntamente al Arzobispado de Toledo, al Estado Español y a la Provincia Bética de la Orden Franciscana. Así lo estipulan las Reales Ordenanzas de 20 de mayo de 1908 y de 22 de mayo de 1915, así como e Decreto canónico de 8 de agosto de 1908. A ello se suma la Ley 16/1985 de Patrimonio Histórico español, que lo protege.

El avance tecnológico se transmuta esta semana en análisis de la situación en materia climática.

El meteorólogo norteamericano Anthony Watts (creador y mantenedor del excelente blog https://wattsupwiththat.com) se desempeña con su habitual solvencia sobre el clima en la última década, reputado por legiones de calentólogos (pagados con largueza) como terrible.

Pero no es así. Ni terrible, ni crítica, ni preocupante, ni siquiera considerable. Para demostrarlo, Watts se apoya en 7 gráficos.

El primero indica que el C02 atmosférico se ha incrementado en unas 25 partes por millón. Horror! Horror? No, ¿por qué? Los efectos han sido excelentes en materia de reforestación. El texto al que enlazo al final de los siete gráficos presenta los estudios en que se basa. “El reverdecimiento en los pasados 33 años analizados en este estudio es equivalente a añadir (al conjunto de la Tierra) un continente verde del doble de tamaño de los EEUU continentales (18 millones de km²)”. Pues está muy bien.

El segundo se refiere a los costes de los desastres dícese que generados por ese conjunto vacío llamado cambio climático. Lejos de ser cada vez mayores, son cada vez menores. ¿Por qué? Porque los datos deben ser normalizados y puestos en relación tanto con las variaciones del PIB como con los costes que han pagado los seguros, única referencia fiable.

El tercero se refiere a la aceptación acrítica de que cada vez hace más calor y que es culpa de la Humanidad[3]. La primera de las dos afirmaciones es sólo cierta si uno se cree los datos ajustados por la NASA (GISS) y la indecente y falsaria Universidad de Anglia, que conspiró para esconder los datos verdaderos y sustituirlos por creativas hipertrofias[4]. Si vamos a los datos sin maquillar, la situación es completamente distinta. Los datos son referidos solamente a los EEUU, pero indican que la temperatura al final de la década era inferior a la del principio de la década. Dicho de otra manera, que la atmósfera no se calienta sino que se enfría.

El cuarto atañe a la preocupación mundial sobre el medio ambiente. ¿Preocupación mundial? Je. Las encuestas de la ONU (ese pozo de ponzoña, con todo) indican lo contrario. El clima y las actuaciones efectuadas ocupan el último lugar. Han opinado casi 10 millones personas de toda clase y condición. Vamos, que el asunto, fuera de los mentideros de la prensa occidental, importa aproximadamente un bledo[5].

El quinto se refiere a lo malo malísimo que es el carbón. En los EEUU lo van retirando de las plantas generadoras de electricidad, pero eso no ocurre por razones medioambientales sino estrictamente de mercado. Resulta que el gas natural es más eficiente y sus plantas de generación son más fáciles de mantener. Resultado: más gas natural, menos carbón. Sencillo. Siempre ha sido así[6].
El sexto tiene que ver con la cada vez mayor cantidad de energía generada por la vía solar, sea fotovoltaica, sea de concentración. Sería estupendo si se tratara de un mecanismo de mercado. No es el caso, pero no hay nada en contra: adelante con el sector. Pero es muy menor en relación con la generación de energía eléctrica vía gas, carbón y petróleo y sus derivados. Y eso es en los EEUU, porque en la fiable China, sin ir más lejos, la energía solar apenas brilla. Y ojo, porque la red no funcionaría sin la generación tradicional. ¿Lo sabían? Quiá, la mayoría de la prensa no informa, sólo deforma.

El séptimo se refiere a los precios de la energía eléctrica según sea producida por fuentes renovables o tradicionales: las renovables se abaratan, el carbón queda estable. ¿Es porque el sol y el viento son gratis? Pues va a ser que no, aunque pueda parecer así. Es porque las renovables se benefician de deducciones y exenciones. Los combustibles fósiles todavía son más baratos, pero eso no es nada para el legislador lobotomizado.

El artículo, los gráficos y el CV de Anthony Watts están aquí .

Vamos a otra cosa.

La noticia es esta:  El FMI alerta al G20 sobre la incertidumbre del coronavirus y las tensiones comerciales.

A mediados de febrero de 2020, los ministros de Economía y Finanzas y los gobernadores de los bancos centrales del Grupo de los 20 (G20) se han reunido en la capital de Arabia Saudita.

La directora gerente del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georgieva, sucesora de Christine Lagarde[7], ha avisado desde allí de que el coronavirus[8] (COVID-19, nota del autor) “es un recordatorio de cómo una recuperación frágil podría verse amenazada por eventos imprevistos». El coronavirus (o más bien, las reacciones frente a él por parte de las autoridades) es un agente decisivo que va a condicionar el ritmo y hasta el signo del crecimiento. «Su impacto global se amplificaría a través de interrupciones más sustanciales de la cadena de suministro y una caída más persistente de la confianza de los inversores, especialmente si la epidemia se extiende más allá de China». Muy cierto. Eso no es nuevo, pero si lo dice la máxima representante del FMI, parece más cierto.

El artículo es largo, pero bueno. Sin embargo, el problema no es lo que pasa en el mundo con esta pandemia de resultados y efectos epidemiológicos análogos a los de una gripe, sino la pervivencia de instituciones nacidas en 1944 en un contexto completamente diferente. Su función al nacer era actuar de prestamista en última instancia y como proveedor de asistencia técnica en tiempos de destrucción masiva. Han hecho durante mucho tiempo ambas cosas de manera muy aceptable, aunque no exenta de errores, como en cualquier institución. El balance ha sido positivo, claramente.

Pero desde hace años, sus dos funciones son redundantes. Por un lado, sólo algunos países muy atrasados necesitan esa asistencia técnica. Por otro lado, tanto la UE y su BCE como la RP China (BOC), como EEUU con la FED y Japón con el BoJ van por libre en cuanto a lo de ser prestamistas en última instancia. De hecho, ellos se lo guisan y ellos se lo comen con la QE[9]. El comportamiento de la UE – recuerden la llamada Troika; la Comisión, el BCE y el FMI: mayoría comunitaria garantizada – cuando tuvo lugar la crisis financiera, con el desempeño griego, fue una burla al FMI en toda la línea.

Y como el trabajo para el que fue diseñada la institución escasea, ésta se reinventa. Lean el artículo y verán.

Dicho de otra manera, el FMI ya no hace falta. En otras palabras, está de más.

Pero como en el chiste referido a la muerte de Stalin[10], ¿quién se lo dice?

La frase de hoy es de Leopoldo Calvo Sotelo, cuya andadura hemos recordado no hace mucho. “Allí donde existen políticas monetarias y presupuestarias holgadas, por no decir expansivas, no hay menor inflación sino mayor crecimiento de los precios y no hay mayor ocupación sino más paro.” Pues sí, mire usted.

Saludos

CDC


(1) Ello se hizo en estilo mudéjar toledano.

(2) En su interior se encuentra la imagen de la Virgen de Guadalupe, Patrona de Extremadura y Reina de la Hispanidad.
(3) De la humanidad occidental, por supuesto. El complejo de culpa reina y gobierna.
(4) Recuerden el Climategate de 2009.
(5) Como ustedes saben, un bledo es poca cosa. No se refiere tanto a (primera acepción) Planta anual de la familia de las quenopodiáceas, de tallos rastreros, de unos 30 cm de largo, hojas triangulares de color verde oscuro y flores rojas, muy pequeñas y en racimos axilares como a la segunda, Cosa insignificante, de poco o ningún valor.
(6) Recuerden: la Edad de Piedra no se acabó porque se terminaran las piedras. Pues igual pasa con el carbón.
(7) Ninguna de las dos se ha promocionado por ser mujer sino por ser buena profesional. Es muy diferente.
(8) Decir coronavirus es equivoco e impreciso. El SARS (Severe Acute Respiratory Syndrome) era asimismo un coronavirus.
(9) QE por Quantitative Easing. Hemos hablado de ello antes.
(10) El chiste es tan viejo como el año de la muerte de Stalin, pero su éxito hace que se recuerde todavía. Tras la muerte del sanguinario dictador, se reunió el Politburó para afrontar el hecho. “Camaradas, dijo el Vicesecretario del PCUS, el camarada Stalin ha muerto”. Tras un pesado y largo silencio, surgió una voz de entre los asistentes: “Sí, pero “¿quién se lo dice?”
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