LA CARTA DE LOS MARTES – 04 DE MAYO DE 2021
En nombre de Dios Todopoderoso
Carta de los martes del 4 de mayo de 2021
Queridos amigos:
El 4 de mayo de 1938, el Estado Vaticano reconoció al gobierno de Francisco Franco, embarcado en una guerra que le enfrentaba al gobierno de la II República, que hasta ese momento era reconocido como legítimo por el Vaticano. Las tornas cambiaron.
Mucho habían tardado en cambiar. Recuérdese que desde el principio de la autodeclarada II República española, los ataques a las propiedades de la Iglesia, en forma de oratorios, iglesias, locales, universidades, colegios y cualquier lugar de culto o asociado a la iglesia católica, fueron un factor permanente en la vida social y política. Más aún, desde la fraudulenta victoria del Frente Popular en las elecciones de febrero de 1936, la persecución devino directamente asesinato masivo, genocidio. El número de religiosos asesinados en la retaguardia republicana/frentepopulista/roja[1] fue de 6.832, de los cuales 4.184 sacerdotes, 2.365 frailes y 283 monjas. Muchos de ellos fueron, antes de su asesinato, fueron sometidos a torturas.
Esto, por lo que se refiere a los hombres y mujeres directamente dependientes de la Iglesia como personas dedicadas a servir a Dios y a los hombres. Pero es que, además, miles de seglares siguieron el mismo camino por el hecho de ser católicos. Su número agregado ascendió en todo el período 1931-1939 a 113.178 personas asesinadas.
El Vaticano sabía todo esto. Lo sabía porque era del dominio público y lo sabía porque el 1 de julio de 1937, los obispos españoles, en una Carta Colectiva[2], denunciaron la persecución religiosa en España. Y lo sabía porque en la Encíclica Divini Redemptoris del papa Pío XI[3], publicada el 19 de marzo de 1937, el Papa denunciaba la situación de España bajo la revolución. Pero siguió contemporizando con el estado español de la II República hasta la fecha que corresponde a la efemérides del día.
¿Por qué tardó tanto? Intentemos exponer todas las razones que parecen plausibles.
La primera es la propia dinámica del Vaticano, de su Secretaría de Estado. Es muy pausada, muy lenta, muy premiosa. O si lo quieren así, muy prudente, muy cauta, muy reflexiva. No peca de precipitación. Actúa por escalones sucesivos. Va filtrando su posición y analizando el eco. Y eso lleva tiempo.
La segunda, asociada a la primera, fue que La Santa Sede había reconocido a la II República española y, a pesar de la deriva criminal[4] de ésta, durante cinco años no hubo alternativa formal[5]. Con todo, la Santa Sede esperó dos años más.
La tercera fue que, aunque nada más empezar la Guerra Civil el sector franquista pidió el reconocimiento al Vaticano en lugar del conferido a la República, el Vaticano había dicho que no. La reacción inicial del Vaticano tras el 18 de julio fue rechazar el Alzamiento y llamar rebeldes[6] a los nacionales. No era factible rectificar a corto plazo. Además, la Santa Sede no se atrevía a dar el paso porque temía que el régimen derivara en fascismo. La Santa Sede siguió reconociendo a la II República y a su embajador ante la Santa Sede, Luis de Zulueta. Una cosa es la santidad y otra reconocer los errores.
La cuarta fue que Pío XI había pedido una tregua[7] al Generalísimo, quien se había negado a concederla. El Papa sabía, por los republicanos huidos a Francia, que la guerra la iba a ganar Franco porque tenía un ejército disciplinado y ordenado, mientras el ejército de la República era más parecido a una banda con enfrentamientos internos. Con todo, no se decidió.
La quinta es que el Vaticano movió ficha cuando comprobó que Francia estaba negociando el reconocimiento con el Estado de Franco y que el Reino Unido había llegado a acuerdos comerciales con los nacionales. Tampoco era cosa de quedarse solo.
Fue entonces cuando la Secretaría de Estado vaticana reconoció oficialmente al Gobierno nacional de España, enviando a San Sebastián al nuncio Gaetano Cicognani.
La deriva posterior del Vaticano con España, ya terminada la Guerra, puso de relieve que el Vaticano no estaba cómodo con el régimen de Franco. Durante años, en lugar de la renovación del Concordato, sólo se produjeron acuerdos parciales en los años 1941, 1946 y 1950.
Cuando en 1951 Franco solicitó formalmente a Pío XI renovar el Concordato de 1851, las negociaciones resultaron lentas y difíciles. De hecho, la firma se logró sólo el 27 de agosto de 1953, bien poco antes de que, el 26 de septiembre de 1953, Alberto Martín Artajo, Ministro de Asuntos Exteriores y James Clement Dunn, embajador de los EEUU en España, firmaran tres convenios bilaterales: uno sobre ayuda económica, otro de carácter defensivo y un tercero sobre ayuda para la defensa.
Como en el caso del reconocimiento de 1938 que motiva la efemérides de hoy, los reconocimientos sólo se produjeron cuando el Vaticano vio que perdía pie en el concierto de relaciones internacionales de la época. Hablamos de poder, no de Fe. Ese y otros errores, más los disolventes efectos del Concilio Vaticano II, han dejado al catolicismo en la situación en que se halla ahora.
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La noticia de esta semana es un artículo pertinente. Lo firma el economista y profesor de la Universidad de Barcelona José María Gay de Liébana, bien conocido por su larga trayectoria en los medios.
El artículo se refiere a una eventualidad que hace 9 años estaba encima de la mesa pero ahora no se airea. Sin embargo, el título del artículo ya lo dice abiertamente: “¿Y si nos intervinieran?” Realmente causa pavor contemplar el estado comatoso de las finanzas españolas, y si hemos de ver las expectativas, la situación no puede sino empeorar. La dinámica de gasto español, que desborda cualquier comparación con los restantes 18 miembros de la Unión Económica y Monetaria o Eurozona, podría exigir medidas drásticas. Pero como éstas deberán ser consensuadas, abandonaremos toda posibilidad. De momento.
Los datos son demoledores. Batimos records a diario. Nada hace albergar esperanzas. ¿Va a seguir el BCE comprando nuestra deuda, que es la savia que mantiene la planta viva, a cambio de ningún compromiso sólido en un marco de heterodoxia ilimitada en el tiempo y en las medidas adoptadas? ¿Va la Comisión Europea a permanecer impertérrita ante el festival de gasto políticamente orientado que se está produciendo en España?
Termina el artículo hablando no sólo de la Comisión de la Unión Europea[8] sino de quien, por su propia existencia, tiene la competencia general de los rescates: el Fondo Monetario Internacional. La impúdica y falsa sensación de superioridad que exuda la Unión Europea logró que su papel (dentro de la Troika) fuera notable en la crisis de 2008, pero no debería volver a ocurrir.
El artículo es muy bueno.
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El avance tecnológico de hoy es sorprendente. Pone de relieve que desde hace muchos decenios se ha elegido la más glamurosa conquista del espacio exterior, con los enormes costes que conlleva, frente a la más humilde pero igualmente científica y satisfactoria investigación de lo que tenemos bajo los pies.
Las dificultades para horadar más allá de los 12 kilómetros de profundidad parecen haber disuadido a los estados de investigar en ese ámbito. Y sin embargo, vean:
Transcribo y traduzco: “Un microbio que se alimenta de radioactividad ha estado en pausa evolucionaria durante 175 millones de años” [9]. Es una afirmación de investigadores del Bigelow Laboratory for Ocean Sciences. El organismo vive en pequeñas bolsas de agua en las profundidades. Se alimenta de la energía procedente de reacciones químicas causadas por la radioactividad natural de los minerales.
La sorpresa de los investigadores llegó al comprobar que el mismo microbio, pero situado en Siberia y en California, tenía genomas casi idénticos al hallado en Sudáfrica. Y como científicos que son, habían de buscar una explicación. Entornos muy diferentes (eso es un dato, al parecer) deberían albergar a poblaciones adaptadas a esos entornos y, por tanto, distintas entre sí. Descartaron que los microbios hubieran viajado largas distancias (a veces los científicos hacen buenos chistes) y concluyeron que los microbios eran casi idénticos desde Pangea.
Desde el escepticismo, uno cree ver temblar a Darwin a bordo del Beagle.
La consecuencia práctica puede ser que Candidatus Desulforudis audaxviator puede tener alguna protección ante las mutaciones que acontecen cuando se replica el ADN. La copia del ADN la realizan las polimerasas. Si estos microbios tienen polimerasas muy afinadas y eficientes, este podría ser un hallazgo de gran utilidad en biotecnología.
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Saludos
CDC