LA CARTA DE LOS MARTES – 30 DE NOVIEMBRE DE 2021

LA CARTA DE LOS MARTES – 30 DE NOVIEMBRE DE 2021

“En nombre de Dios Todopoderoso”

Carta de los Martes del 30 de noviembre de 2021

Queridos amigos:

El 30 de noviembre de 1803 zarpó del puerto de La Coruña, a bordo de la corbeta María Pita, la llamada “Expedición Balmis[1]”, cuyo éxito permitió diseminar en toda la España trasatlántica la vacuna de la viruela[2], un hito en la historia de la medicina.

La Real Expedición Filantrópica de la Vacuna – su nombre oficial – dio la vuelta al mundo y se extendió desde 1803 hasta 1806. Su objetivo era que la vacuna de la viruela alcanzase a todo el Imperio español, pues la gran letalidad del virus estaba ocasionando la muerte de una gran cantidad de personas. Carlos IV[3] apoyó la idea y dispuso fondos públicos para que el doctor Balmis pudiera efectuar una vacunación masiva en todo el Imperio.

La iniciativa está considerada como la primera expedición sanitaria internacional de la historia. ¿Por qué tuvo lugar? Veamos algunos antecedentes para ponernos en situación.

Antes de que se descubriera la vacuna, para combatir la viruela se utilizaba una técnica conocida como variolación[4]. En 1796, con el virus arrasando en Europa, Edward Jenner, un médico rural inglés, observó que las ordeñadoras de vacas lecheras adquirían una especie de “viruela vacuna”, de efectos leves. Ello las inmunizaba contra la grave viruela «humana». Jenner tomó un atajo: extrajo líquido de las pústulas de una vaca enferma y se lo inoculó a un niño de 8 años. El pequeño – y otros después – se contagió e inmunizó contra la letal viruela humana. Además, Jenner observó que la infección se transmitía entre personas. De las pústulas de un afectado se podía extraer líquido que era una vacuna en sí mismo. ¡Eureka! Eso facilitaba las cosas.

El problema era mantener activos los virus en el suero. Sin cámaras frigoríficas, su vida útil era de unos 10 días. La travesía atlántica era imposible, pues requería mucho más que esos 10 días. ¿Qué hacer? La solución se le ocurrió al propio Balmis. A bordo del barco iría un grupo de personas no vacunadas. A dos de ellas[5] se les inocularía el virus y se las separaría del resto. Al final del período infeccioso, se extraería líquido de sus pústulas, que se inocularía a otras dos personas, y así, hasta llegar a América.
En 1803, Carlos IV, aconsejado por Balmis, ordenó organizar una expedición para extender la vacuna a todos los dominios de Ultramar (América y Filipinas). La intención era no sólo vacunar a la población local, sino establecer Juntas de Vacunación en las ciudades visitadas para garantizar la conservación del sistema y facilitar la vacunación de la población entonces y en el futuro. Balmis no pidió voluntarios: se llevó 22 niños sin padres conocidos (expósitos) de entre tres y nueve años[6], que no hubieran pasado la viruela[7].

La corbeta María Pita albergó 37 personas: los veintidós niños[8], Balmis, dos médicos asistentes, dos prácticos, tres enfermeras y la rectora del orfanato Casa de Expósitos de La Coruña, Isabel Zendal Gómez[9], además de la tripulación. El barco llevaba instrumental quirúrgico y textos científicos. Y comenzó la singladura, cuyos hitos fueron las islas Canarias, Puesto Rico, Cuba, Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú y Nueva España. El trabajo de Zendal fue decisivo[10].

En el actual México, Balmis recogió veintiséis niños (a bordo del navío Magallanes) para realizar la misma operación durante la travesía del Océano Pacífico. Zarparon de Acapulco y llegaron a Manila el 15 de abril de 1805. Con la ayuda de la Iglesia Católica, vacunaron a los indígenas. Balmis siguió hacia China[11]. Zendal[12] y su hijo se quedaron en Puebla. Nunca volvieron a la península ibérica. Sí lo hizo el titular de la expedición, Francisco Balmis[13].

La expedición vacunó directamente a unas 250.000 personas.

El impacto de la Real Expedición fue enorme. El descubridor de la vacuna de la viruela, Edward Jenner, afirmó: “No puedo imaginar que en los anales de la Historia se proporcione un ejemplo de filantropía más noble y más amplio que éste”. Alexander von Humboldt[14], escribió en 1825: “Este viaje permanecerá como el más memorable en los anales de la Historia”.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera a Isabel Zendal como la primera enfermera de la historia en misión internacional.

Llama la atención que no sea sólo la Leyenda Negra la responsable del desprestigio del Imperio español, sino también el descuido y la incuria de quienes debían glosar los enormes logros que lo acompañaron, no haciéndolo.

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La noticia de esta semana es la transcripción de la conferencia impartida en Varsovia (“Polska Wielki Projekt”) por el catedrático de Derecho Político, Francisco Contreras, el 18 de septiembre de 2021.

El análisis de Contreras es apasionado pero frío, lúcido pero dolorido, válido así para España como para cualquier país de Occidente regido por la plaga progresista. No quiero restarle el protagonismo que tiene extrayendo párrafos enteros, frases propias o transcripciones de ajenas, pues todo el texto es pertinente. Bueno, no, haré dos excepciones. Una será la frase de la semana, al final de la Carta. Otra, la que Contreras aporta, procedente de Jerôme Lejeune, quien afirmó que “la calidad de una civilización se mide por el respeto que dispensa a los más débiles”. Vean la nuestra, que asesina a los no nacidos en el vientre de sus madres y habilita el suicidio asistido vistiéndolo con ropajes compasivos. Compasivos.

Tengo para mí que no contamos con muchos intelectuales como Contreras que puedan mantener la objetividad del sabio al tiempo que defienden los intereses de la población a través de su militancia en un partido, sosteniendo sus ideas en la cátedra, en el foro y en las Cortes. Si conocen algún otro, por favor, háganmelo saber para que lo celebre.

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El avance tecnológico de esta semana se refiere a algo que dará que hablar. Ya lo está haciendo. No se discute el hecho; lo inverosímil es la supuesta reacción norteamericana. Esto no se lo cree ni el que asó la manteca. Otro artículo similar en La Razón bebe exactamente de las mismas fuentes, el Financial Times.

Vale que EE. UU. se está equivocando con la RP China desde 1949, fecha de nacimiento de ese estado comunista. Roosevelt[15], Truman, Nixon, Clinton, Biden … la lista no ha terminado. La última tiene que ver con la pandemia del SARS-CoV-2 originada en Wuhan, trufada de vínculos con el Establishment norteamericano. Pero si en materia de estrategia política los EE. UU. patinan con alguna frecuencia, en el ámbito militar los responsables están lejos de la trayectoria de algunos ocupantes de la Casa Banca y del Capitolio. Entre los militares, el más tonto hace relojes. Y de repente, hay comunicadores que los quieren presentar como niñatos.

Lean si les parece y sientan la sensación de ridículo: “La nueva arma hipersónica acongoja a Washington”; “Esto es algo inaudito e inexplicable”; “Los expertos de DARPA dicen que todavía no pueden comprender cómo China ha podido realizar esta proeza”; “Los mayores expertos en tecnología militar de los EE. UU. no se pueden explicar cómo China ha podido superar los límites de la física con este nuevo desarrollo”. Y así, sucesivamente. Ni una mención a Rusia, que lanzó el primer misil hipersónico, salvo en el último párrafo y de soslayo, en el primer caso, y mencionando el Avangard[16] en el segundo.

Si quieren ampliar la perspectiva, vean este vídeo. Son unos 15 minutos, pero lo explica bien. Esto es periodismo de divulgación. Lo que han visto antes, no. Y si lo quieren poner en la perspectiva de chinificación acelerada que nos invade, pueden ver esto.

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La frase de hoy es de Francisco Contreras. Aparece en el texto que han visto más arriba. Es la piedra angular que explica la caída de la natalidad en Occidente. “El suicidio demográfico de Europa está estrechamente relacionado con la pérdida del sentido de la sacralidad de toda vida humana”.

Cordiales saludos
José-Ramón Ferrandis
Director
CDC


[1] Francisco Javier de Balmis y Berenguer (Alicante, 2.12.1753-Madrid, 12.2.1819) fue un cirujano y médico militar español de la corte de Carlos IV, del que llegó a ser médico personal. Encabezó la Real Expedición Filantrópica de la Vacuna, tras convencer al rey para enviar una expedición a América y así propagar la vacuna de la viruela, recién descubierta. Balmis fue el alma de la expedición. La vacuna llegó inicialmente a lugares tan lejanos como Texas en el norte y Nueva Granada (las actuales Panamá, Colombia, Venezuela y Ecuador) en el sur. Otros miembros de la expedición, entre ellos el doctor Salvany, la llevaron posteriormente al Virreinato del Perú (actuales Perú, Bolivia y Chile), el territorio español más austral. En 1805, Balmis zarpó del puerto de Acapulco hacia Manila y en 1806 volvió a España. En su viaje de vuelta difundió la vacuna en Macao y Cantón (China), así como en la isla de Santa Elena, posesión inglesa en el Atlántico.
[2] La viruela fue una enfermedad infecciosa grave, contagiosa y de alta morbilidad. La viruela (del latín variola: pequeña pústula) estaba causada por el virus Variola virus Ha afectado a los seres humanos durante miles de años. Fue erradicada globalmente en 1980 tras una campaña de vacunación sin antecedentes.
[3] Su hija, la infanta María Teresa (1791-1794), había fallecido a causa de la enfermedad.
[4] Consistía en extraer líquido de las pústulas de una persona que estuviera ya en la última fase de la enfermedad e inoculárselo a otra persona. El receptor se infectaba, pero rara vez moría, pues recibía una dosis reducida del virus.
[5] Hacerlo de dos en dos daba una cierta garantía de continuidad al proyecto para el caso de que la muerte interrumpiera éste.
[6] Un niño falleció durante el viaje.
[7] No se realizaban análisis de sangre como los actuales, por lo que no se podía saber a ciencia cierta si un adulto había pasado la enfermedad o no. En el caso de niños, la probabilidad de que la hubieran pasado era mucho más baja.
[8] Normas que regulaban cuestiones de la Real Expedición… (los niños) “Serán bien tratados, mantenidos y educados, hasta que tengan ocupación o destino con que vivir, conforme a su clase y devueltos a los pueblos de su naturaleza, los que se hubiesen sacado con esa condición”.
[9] Isabel Zendal Gómez (Agrela, La Coruña, 26.2 1773-Puebla de los Ángeles, Nueva España) fue una enfermera española, rectora del Orfanato de la Caridad de La Coruña. Participó en la Real Expedición Filantrópica de la Vacuna cuidando de los veintidós niños de la Casa de Expósitos de La Coruña que viajaron a América (Isabel Zendal dejó su puesto en el hospicio para hacerse cargo de los niños), y de los veintiséis que fueron a Filipinas.
[10] El propio Balmis lo destacó. En una carta al ministro de Gracia y Justicia José Antonio Caballero, el jefe de la expedición afirmó que Sendales (Zendal) «con excesivo trabajo y rigor de los diferentes climas que hemos recorrido, perdió enteramente su salud, infatigable noche y día ha derramado todas las ternuras de la más sensible madre» asistiendo a los niños «enteramente en sus continuadas enfermedades”.
[11] Balmis llegó, tras un accidentado viaje, a la colonia portuguesa de Macao. Desde allí se desplazó a territorio chino. A lo largo de su viaje hasta la provincia de Cantón vacunó a parte de la población en las urbes que se hallaban en el camino.
[12] Acerca de cuyo verdadero nombre existen hasta 35 versiones.
[13] Volvió a Madrid el 7 de septiembre de 1805, tras arribar a Lisboa. Carlos IV lo recibió en el palacio de San Ildefonso (La Granja), donde se le colmó de honores. No era para menos.
[14] Alexander von Humboldt poseía grandes conocimientos en diversas materias científicas o humanísticas. Fue geógrafo, astrónomo, humanista y naturalista. Está considerado cofundador de la geografía como ciencia empírica, junto con Karl Ritter. Sus viajes de exploración se equiparan a los de Charles Darwin por la influencia que tuvieron en distintos ámbitos científicos. Realizó experimentos y estudios de campo en muchas áreas del conocimiento. Ya en vida alcanzó gran popularidad en Alemania. La Academia de Ciencias de Berlín lo honró como «el principal científico de su época». La Academia de Ciencias de Francia lo apodó «el nuevo Aristóteles».
[15] Es referencia a Franklin Delano Roosevelt, no a Theodore Roosevelt. El lector lo habrá intuido, pero por si así no fuera, lo indico.
[16] Nombre por el que se conoce al misil hipersónico ruso, que se empezó a diseñar en 2003.
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