LA CARTA DE LOS MARTES — 8 DE MARZO DE 2022

Queridos amigos:
El 8 de marzo de 1921 a las 20:14 horas fue asesinado en la Plaza de la Independencia de Madrid el presidente del Gobierno de España, Eduardo Dato e Iradier. Los criminales fueron tres cenetistas[1] catalanes llamados Ramón Casanellas, Pedro Mateu y Luis Nicolau; se aproximaron con la ayuda de una motocicleta con sidecar al vehículo en el que se desplazaba Dato, quien fue ametrallado desde atrás[2], alcanzando las balas al Presidente. Dato falleció en un centro médico al que se le llevó de inmediato.
Eduardo Dato e Iradier nació en La Coruña el 12 de agosto de 1856. Su familia se trasladó a Madrid al poco tiempo. Dato estudió en la Universidad Central, donde se licenció en Derecho Civil y Canónico. Viajó por diversos países, lo que le proporcionó el conocimiento de sus idiomas y sus costumbres. Buen orador, su prestigio como abogado era alto. Su relación profesional con Francisco Romero Robledo le permitió acceder a la política. Se afilió al Partido Conservador de Antonio Cánovas del Castillo, donde destacó.
Fue diputado en Cortes por los distritos de Murias de Paredes[3] (León) y Vitoria[4]. Tras la muerte de Antonio Cánovas del Castillo, finiquitado el Gobierno de Práxedes Mateo Sagasta que estaba en el poder durante el llamado Desastre del 98, Dato fue nombrado ministro de la Gobernación en el gabinete regeneracionista de Francisco Silvela (1899/1900). Allí comenzó a trabajar en la primera legislación laboral de un gobierno de la Restauración[5]. Con el mismo Silvela fue asimismo ministro de Gracia y Justicia (1902/1903), desde donde llevó a las Cortes la Ley de Bases de la Administración Local.
Durante el llamado gobierno largo de Antonio Maura (1907-1909), ocupó primero la alcaldía de Madrid[6] y de allí pasó a la presidencia de la Cámara Baja. La desastrosa campaña de Melilla[7] y la desafortunada movilización de los reservistas hacia el frente abocó a la Semana Trágica. Los efectos internacionales del proceso y la ejecución del anarquista Francisco Ferrer Guardia provocaron la caída de aquel gobierno.
Entre el 27 de octubre de 1913 y el 9 de diciembre de 1915, Dato presidió su primer gobierno, el cual[8] vio aprobar un proyecto de ley de 1912 que recogía parte de las solicitudes de las diputaciones provinciales catalanas. El 30 de julio de 1914, Dato decretó la neutralidad de España en la Primera Guerra Mundial, posición que se mantuvo durante toda la guerra a despecho de los enfrentamientos y presiones de “germanófilos” y “aliadófilos”.
Su segundo gobierno se extendió entre el 11 de junio y el 3 de noviembre de 1917. El 12 de junio legalizó las Juntas de Defensa[9] recientemente creadas, una de las tres componentes de la conocida como Crisis de 1917[10]. Para hacerle frente, el 25 de junio decretó la suspensión de las garantías constitucionales en toda España. Pospuso inicialmente la resolución del problema de las Juntas, disolvió la asamblea de parlamentarios convocada en Barcelona por Francisco Cambó y superó la llamada “revolución de agosto” — que tuvo especial incidencia en Asturias — con el concurso del Ejército, pero evitando derramamientos de sangre. No obstante, el 25 de octubre, las Juntas de Defensa lanzaron un ultimátum al gobierno con sus reclamaciones y el gobierno cesó. Tras caer asimismo el de Manuel García Prieto, en marzo de 1918 Dato entró a formar parte del nuevo gabinete (Antonio Maura) como ministro de Estado. Duró hasta el 9 de noviembre de 1918. En este gobierno, Dato hubo de hacer frente al riesgo de ruptura con Alemania, provocado por la guerra submarina que Alemania desencadenó y que afectó a buques españoles.
En mayo de 1920, como jefe del Partido Conservador que era, volvió a ser llamado para presidir una tercera vez el Consejo de ministros. Renuente, aceptó, asumiendo asimismo el ministerio de Marina. De manera relevante (los ministerios de la época se creaban por verdadera necesidad), se creó uno nuevo, el de Trabajo[11] para hacer frente a los problemas existentes en el ámbito social. Desde el gobierno, Dato hubo de enfrentarse a una difícil situación. En Barcelona, ante los graves enfrentamientos callejeros, nombró a un moderado, Francisco Bergamín García, como ministro de la Gobernación y a Federico Carlos Bas como gobernador civil de Barcelona. Fue inútil: un antiguo gobernador civil en Barcelona (diciembre de 1919-junio de 1920) Francisco Maestre Laborde, fue asesinado en Valencia por criminales anarquistas. En esa encrucijada, Dato nombró en noviembre de 1920 al general Severiano Martínez Anido[12] para intentar encauzar la situación. Lo consiguió, pero eso le supuso recibir la venganza de los anarquistas.
Tras su asesinato por miembros de la CNT se decretaron tres días de luto oficial. Su cortejo fúnebre constituyó una gran manifestación de duelo. Dato contaba con el afecto de las clases populares[13].
En la divisoria entre los siglos XIX y XX, Eduardo Dato fue un hombre excepcional, un grande de España. Presidente del gobierno por tres veces, Presidente del Congreso de los Diputados, Ministro de Gobernación, de Gracia y Justicia, de Estado y de Marina, Diputado, Alcalde de Madrid[1], miembro del Patronato del Museo del Prado, Presidente de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación, Presidente de la Academia de Ciencias Morales y Políticas, representante de España (y Vicepresidente) en el Tribunal de La Haya. Fue un trabajador infatigable, incorruptible, defensor de las clases trabajadoras, culto, afectuoso y creyente. Sencillamente intolerable.
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La noticia de esta semana ya no es noticia porque lleva lustros sin dejar de ser noticia, lo que agota a la noticia en sí misma. Dicho para que se entienda, estamos hablando del entorno monetario que nos acoge y maltrata a la vez. El artículo que les traigo cuenta bien el pasado, el presente y sobre todo el ominoso futuro. Explica la situación y sus antecedentes con gran equilibrio, justeza y precisión.
En síntesis, los Bancos Centrales entraron en una dinámica heterodoxa sin precedentes en 2009[14]. Esencialmente, los tipos de interés fueron aceleradamente reducidos a niveles mínimos y la masa monetaria, expandida para evitar una quiebra sistémica. Lo consiguieron, con los efectos colaterales de rigor. Más de una década después, con una inflación devenida finalmente estructural, sólo la FED[15] inicia el camino de la subida paulatina de tipos y reducción de liquidez que debía haberse materializado hace muchos, muchos años.
Pero no se ha hecho. Y no se ha hecho porque los Bancos Centrales se han creído que ellos gobiernan el paisaje económico y porque – sobre todo – ni sus altos cargos ni los políticos que les dan las órdenes[16] quieren pasar a la historia como los responsables de la mayor crisis económica del Siglo XXI (sólo por el momento; llevamos vivido un poco más del 20% de éste y la situación promete). Como se dice popularmente, “entra tú, que a mí me da la risa”.
Maldita la gracia que tiene el asunto, francamente.
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El avance tecnológico de esta semana es, como casi siempre, esperanzador y gozoso. Lo que no era posible ya lo es, con las limitaciones propias de los primeros pasos. ¿Primeros pasos, digo?: ”Tres parapléjicos vuelven a andar un día después de implantarles electrodos en la médula”.
Tras sendos accidentes de motocicleta, tres personas habían perdido la movilidad en las piernas. Esa situación se reputaba de irreversible, pero parece que ya no es así. Tras una intervención quirúrgica en la que se les implantaron 16 electrodos en distintos puntos de la médula espinal[17], estas personas pudieron empezar a caminar con ayuda de un andador.
El estudio que recoge estos avances ha sido publicado en la revista Nature Medicine. Hay antecedentes: en 2018, este mismo grupo de médicos e investigadores suizos logró que un accidentado con daños similares se levantara de su silla de ruedas y comenzara a caminar.
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La frase de hoy es antigua. Es un principio metafísico que reza: “Ex nihilo, nihil”. Afirma que de la nada no puede surgir algo; que de la nada no surge nada. Viene esto a cuento del contenido de este artículo que pueden ver aquí, que tiene tanta gracia (sin ser gracioso), que se lo recomiendo
Cordiales saludos
José-Ramón Ferrandis
Director CDC
Vehículo en el que viajaba Eduardo Dato cuando fue asesinado.
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