LA CARTA DE LOS MARTES – 26 DE ABRIL DE 2022
Queridos amigos:
El 26 de abril de 1986, a la 1:24:00 (hora de Moscú) tuvo lugar el peor accidente nuclear de la historia. Fue en el reactor número 4 de la central nuclear Vladimir Ilich Lenin, situada en Ucraina, en la población de Pripyat, junto a Chernobyl, no muy lejos de Kiev.
Todo empezó con unas pruebas de control de límites de seguridad que ya se habían efectuado tres veces en los cuatro años anteriores, aunque sin resultados concluyentes. Se trataba de averiguar[1]si era viable un procedimiento de control que simulaba un corte de energía eléctrica. Se quería saber si la circulación de agua de refrigeración en esas circunstancias continuaba en condiciones de seguridad hasta que entraran en funcionamiento los generadores eléctricos de respaldo. Parece sencillo[2], y hasta tonto. Pero no lo era, no lo fue, porque además el reactor era un RBMK[3].
A la 01:07 del 25 de abril comenzaron los preparativos para el experimento con la reducción gradual y programada del nivel de potencia del reactor número 4 de la central. A las 14:00, el sistema de refrigeración de emergencia del núcleo se neutralizó para evitar que la prueba se interrumpiera más adelante.
Entonces (y esta es una de las claves de la explicación del accidente) el regulador de la red eléctrica de Kiev pidió al operador del reactor de Chernobyl que mantuviera un mínimo de producción de energía eléctrica para satisfacer la demanda a que se enfrentaba[4]. Por tanto, el experimento se retrasó. A pesar de este retraso, los múltiples preparativos para la prueba que no afectaran a la potencia del reactor continuaron llevándose a cabo, incluyendo la desactivación del sistema de emergencia de enfriamiento del núcleo, destinado a proporcionar agua a la central en caso de una pérdida de refrigerante.
Todas estas acciones llevaron a una configuración inestable del reactor. A las 23:04, el regulador indicó que ya no necesitaba la potencia del 4ª reactor de Chernobyl para Kiev. A las 23:10 se reinició la reducción de potencia. A las 00:00 cambió el turno del personal de control de la central: los trabajadores experimentados[5] fueron reemplazados por jóvenes del turno de noche[6]. Este turno, además de ser inexperto y estar desinformado, disponía de muy poco tiempo para llevar a cabo el experimento. Durante el cambio de turno se redujo la potencia aún más.
A las 01:00 del 26 de abril, tras los laboriosos preparativos en los que se habían dado múltiples alteraciones de los parámetros de seguridad en términos de potencia, producción natural de xenón, inserción demasiado rápida por error de las barras de control de boro[7] e inestabilidad en el flujo de refrigerante, la potencia del reactor se mantuvo en 200 MW, pero con una configuración inestable, fuera de los márgenes de funcionamiento seguro establecidos por los diseñadores. Si el reactor entraba en supercriticidad[8], no se recuperaría de forma automática. Con todo, las órdenes eran las órdenes.
A la 01:23:04 comenzó el experimento; se cortó la electricidad a las turbinas para hacerlas funcionar por inercia. A la 01:23:40, un operador presionó el botón AZ.5[9] de emergencia, por lo que las barras de punta de grafito[10] de control de la reacción nuclear empezaron a entrar en el núcleo del reactor para detener el proceso[11]. A la 1:23:41, la computadora SKALA[12] registró el inicio de un SCRAM (apagado de emergencia) del reactor[13].
Tras varios avisos del sistema registrados a la 1:23:46, la 1:23:47, la 1:23:48 y la 1:23:49, a la 1:24:00 los desequilibrios registrados hasta entonces desembocaron en el sobrecalentamiento sin control del núcleo del reactor nuclear y en una o dos explosiones sucesivas, causadas por la formación de una nube de hidrógeno dentro del núcleo, que fueron seguidas por un incendio[14]. Las explosiones volaron la tapa del reactor nº 4, de 1.200 toneladas, y expulsaron grandes cantidades de materiales a la atmósfera, formando una nube radiactiva que se extendió por 162.000 km² en Europa[15]. La cantidad de dióxido de uranio, carburo de boro, óxido de europio, erbio, aleaciones de circonio y grafito expulsados[16] se estima fue unas 500 veces mayor que la liberada por la bomba atómica de Hiroshima.
Se inició una operación de emergencia para apagar el incendio, estabilizar el reactor[17], limpiar los residuos expulsados, descontaminar la zona y mitigar los efectos. Lo hicieron en total unas 600.000 personas, de las que los liquidadores, quienes se enfrentaron a la catástrofe desde el primer momento en el interior de a central, recibieron altísimas dosis de radiación[18]. 5.000.000 personas vivían en áreas contaminadas y 400.000 en áreas muy contaminadas. No existen trabajos concluyentes sobre la incidencia real, y no teórica[19], de este accidente en la mortalidad de la población.
Las consecuencias fueron terribles. Los datos al respecto son variables, como toda información procedente de la URSS. Se hablaba de 31 muertos en 15 días, que ascendieron a 63 en breve. Casi todos eran liquidadores. Luego hubo más, muchos más, pero un pesado manto de silencio cayó sobre Chernobyl.
La información sobre el accidente no provino de la URSS, sino de Suecia. En la central nuclear de Forsmark (a unos 1.100 km. de Chernobyl) detectaron radioactividad. Tras comprobar que no era suya, dedujeron (por los vientos dominantes) que venía de la frontera entre Ucraina y Bielorrusia, y dieron la voz de alarma. La noche del 28 de abril, el noticiario soviético Vremia se refirió de pasada al accidente. Mijail S. Gorbachov había decidido obviarlo, pero no pudo. El 14 de mayo lo reconoció. Era tarde: habían permitido desfilar a la población de Kiev el 1 de mayo, al aire libre, como si nada hubiera pasado. La vida debía seguir su curso … Eso retrasó las evacuaciones y la adopción de medidas.
Fue una pesadilla que bien se pudo haber evitado. Todo salió mal porque se permitió experimentar sin garantías. Y los errores cometidos, las circunstancias concomitantes y las órdenes prevalecientes hicieron el resto.
**
La noticia de esta semana https://www.libertaddigital.com/internacional/europa/2022-04-05/imagenes-de-satelite-echan-por-tierra-el-intento-de-rusia-de-mentir-sobre-la-masacre-de-bucha-6883448/?utm_source=POR_D&utm_medium=sinfoto&utm_campaign=relacionada se refiere a la criminal guerra de conquista y restauración imperial[20] desencadenada por Rusia contra Ucraina. Mucho se ha hablado de ello, pero las imágenes de la población de Bucha nos permiten volver a reflexionar al respecto. Bucha, Borodyanka, Mariupol…
La noticia valida las denuncias ucrainas: las tropas rusas han masacrado a la población civil desarmada y dejado los cadáveres en calles y edificios durante semanas, para que la sensación de terror invadiera a las gentes, inmovilizándolas. La propaganda rusa insinuó que los cadáveres eran attrezzo situado allí por los reconquistadores ucrainos para culpar a Rusia, pero las pruebas demuestran lo contrario: Rusia es culpable. Otra vez.
Esta actitud de los invasores rusos, que se ha dado allá donde las tropas han pasado, mimetiza por completo el comportamiento del Ejército Rojo, del Estado soviético, del comunismo allá donde se implanta. Sus armas son las mismas: terror y propaganda. Con el primero debelan voluntades de los invadidos y sometidos y con el segundo se ganan la aquiescencia de los estúpidos compañeros de vieje occidentales que no forman parte de la constelación de partidos comunistas apoyados y financiados por Moscú: estos ya vienen tarados de fábrica.
Basta con echar un vistazo a ese comportamiento, pongamos que a partir de la constitución de la Unión Soviética como Estado, en 1922. Invadió Polonia en 1939[21], a lo que siguió la invasión de Finlandia (la llamada Guerra de Invierno) y las de Estonia, Letonia y Lituania en 1940. En 1945 invadió territorios controlados por el Japón Imperial en China y algunos islotes del propio Japón (con el que había firmado un pacto de neutralidad).
Los países de Europa Oriental que fueron invadidos por la URSS hasta el 8 de mayo de 1945 perdieron su libertad y recibieron a cambio gobiernos títeres estrictamente obedientes al PCUS[22]. Cualquier desviación de la ortodoxia implicaba la intervención del Ejército Rojo, como ocurrió en la RDA en 1953, Hungría en 1956, Checoslovaquia en 1968 y Polonia en 1980. Salvo Alemania, que integró a la RFA y a la RDA en 1990, los demás países del llamado Pacto de Varsovia (1955) corrieron – tras la implosión de la URSS en 1991 – a solicitar su ingreso en la OTAN para que los protegiera de Rusia, heredera de la URSS. Debe quedar claro: no es que la OTAN se desplazara hacia las fronteras de Rusia para amenazarla en modo alguno, sino que todos los países antaño sometidos a la URSS sólo querían garantizar su propia seguridad y se acercaron a Occidente para lograrlo.
De las componendas efectuadas en Asia Central para hacer y deshacer Estados y territorios no hablaremos, porque no requirieron la intervención del Ejército Rojo. Sí es preciso hacerlo de Afganistán, invasión asociada al mantenimiento de otro gobierno títere.
Caída la URSS, el Ejército ruso desarrolló dos guerras en territorio checheno (técnicamente, Rusia), utilizando la misma brutalidad que el Ejército Rojo con la población civil y las fuerzas armadas chechenas, que no se quedaron atrás. Rusia intervino en Georgia para segregar territorios en Abjasia y en Osetia del Sur. Fue una guerra de conquista, igualmente.
Fijada Bielorrusia, que es un estado vasallo de Rusia, y Kazajstán, el siguiente movimiento de expansión rusa era en Ucraina. Desde 2014 se está desarrollando la habitual táctica salami[23]en las regiones de Donetsk y Lugansk en la cuenca del Donbás. Llegado el momento y ante la imposibilidad de seguir avanzando en la ocupación militar encubierta, el ejército ruso atacó Ucraina. Podemos llamarla perfectamente Operación Barbarroja. Es calcada a la original.
Está claro que en la Rusia postsoviética rige el imperialismo soviético.
**
La frase de hoy se halla en Salmos, IV: “Hijos de hombres, ¿hasta cuándo cambiaréis mi honra en deshonra? ¿Hasta cuándo amaréis la vanidad y buscaréis la mentira?”
Cordiales saludos,
José-Ramón Ferrandis
Director
Vista panorámica de la central nuclear V.I. Lenin de Chernóbil en 2009, 23 años después del accidente. A la derecha de la imagen se encuentra el reactor 4 y el sarcófago que lo recubre.