En la sociedad europea actual, la cultura del feminismo igualitario había logrado erradicar el machismo de las leyes y de las costumbres, estableciendo un marco de convivencia social basado en la igualdad en derechos y obligaciones para ambos sexos.

Lamentablemente, esa beneficiosa cultura feminista de mutuo respeto está siendo sustituida por la contracultura del hembrismo supremacista, que nos retrotrae al ya superado enfrentamiento de sexos. Se trata de la imposición “manu legalatio” de la desigualdad entre sexos, lo que está creando un peligroso caldo de cultivo para generar un nuevo escenario de confrontación.

En el polo opuesto se sitúa la contracultura del machismo supremacista que practica la numerosa inmigración musulmana integrista, que no asume el principio de plena igualdad, tan costosamente logrado en la sociedad europea.

La simultaneidad, en tiempo y lugar, de ambos idearios, conforma una temible pinza que amenaza seriamente con destruir la irrenunciable igualdad entre hombres y mujeres, igualdad que ya constituye un eje antropológico fundamental de la Civilización Occidental.

Avizor

8 de nov. de 2022