EL SEMANAL DEL COVARRUBIAS – 28 DE FEBRERO DE 2023 – MIGUEL ÁNGEL SANZ
AGENDA 2030 (II): UNA RELIGIÓN SIN PERDÓN NI SALVACIÓN
En el anterior artículo hablamos del trigo y de la cizaña que hay dentro de los objetivos de la Agenda 2030. Y de la falacia de la Mota con que te responden si criticas la cizaña.
En éste mostraremos el carácter religioso de la Agenda 2030 y de la defensa que de ella se hace.
El Estado moderno ha ido absorbiendo cada vez más facetas morales que son arrebatadas a las personas en la sociedad civil. Por ejemplo la solidaridad, la justicia social, el cuidado de los mayores o el ecologismo. Se moralizan también la educación pública y el propio Estado: son los políticos y el Estado quienes nos van imponiendo “lo bueno”.
El Estado y los políticos sustituyen a la religión como la autoridad moral. Quieren ejercer un monopolio de la autoridad moral en la sociedad civil. Y la Agenda 2030 es una de sus herramientas más claras en ese sentido.
La Agenda 2030 tiene una dimensión y una naturaleza religiosas. Sin embargo, es una religión sin perdón y sin salvación. Es una religión sin perdón porque no busca el bien de las personas concretas, sino el triunfo de su narrativa. Si la criticas públicamente, recibes inmediatamente la presión de lo políticamente correcto: la de los políticos de (casi) todos los partidos y la de (casi) todas las empresas. De hecho, esta religión permite la autojustificación para infringir daño a quien debe ser corregido. No le interesa el arrepentimiento de quien la critica, sino su cancelación.
¿Para qué exige disculpas públicas? Para que el acto que se considera una ofensa sea reconocido públicamente como “pecado” por parte del delincuente. La demanda de una disculpa no tiene nada que ver con el ofensor, sólo con mantener la narrativa de lo políticamente correcto. Por eso es una religión sin perdón y sin misericordia. Al no haber perdón ni salvación es en realidad un rigorismo moralista.
La Agenda 2030 busca ser hegemónica. ¿En qué sentido? En que busca ser un conjunto de ideas que interpela y reúne no sólo a su comunidad de partidarios, sino que además busca fijar las condiciones y términos del debate a quien quiere criticarla.
Es también una religión porque busca el paraíso en la tierra. Los cristianos sabemos que, si un político promete el paraíso en la tierra, miente descaradamente y además busca imponernos una ideología totalitaria. “Cuando la política quiere hacer la labor de Dios, no es divina sino demoníaca” decía Ratzinger.
La Agenda 2030 menciona y pide impulsar el deporte como vínculo de unión entre ciudadanos y naciones. Habla del deporte como una actividad que los Estados y los organismos internacionales deben promover porque genera conocimiento y relación entre países. Pero no habla para nada de religión. Salvo para advertir a los Estados que no pueden hacer diferencias en relación al credo de sus ciudadanos. Y que han de tener al respecto una posición estrictamente neutral. Nuestro Estado es neutral.
Dalmacio Negro, cuando le hablaban de neutralidad, solía preguntar:
“- Neutral, ¿contra quién?”
A lo que Higinio Marín en esta conferencia, responde:
“- Si tenían ustedes alguna duda, nuestro Estado es neutral contra nosotros. Contra los que no le reconocemos la autoridad moral para definir los contenidos de la educación de nuestros niños. Contra los que no le reconocemos la autoridad para sancionar qué es lo correcto desde el punto de vista de la conciencia moral. Contra los que no le reconocemos la autoridad para decirnos dónde podemos rezar y dónde no podemos rezar o bailar una sardana.”
La Agenda 2030 representa el contenido de lo moralmente bueno, la justificación, para los Estados democráticos, para establecer cuáles son los límites fuera de los cuales los ciudadanos pueden ser limitados en sus derechos. La identificación entre la ética y la política sólo puede darse en un Estado confesional y fundamentalista en lo religioso y lo político. Y también en un Estado totalitario, en el cual la ética se subordina a la voluntad política.
En el próximo artículo hablaré del trasfondo antropológico de la Agenda 2030: ¿pertenecemos a la tierra o la tierra nos pertenece?
Miguel Ángel Sanz
Doctor Ingeniero Industrial por la Universidad de Oviedo, MBA por INSEAD y graduado en Teología por la Universidad de Deusto.
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«PENSANDO EN VOZ ALTA» DE AVIZOR: EL OCASO SOCIALISTA
El socialismo de cloaca ha desbordado los retretes del poder político, inundando de putrefacción una democracia en acelerada descomposición, situación terminal a la que ha llegado tras una larga travesía, labrando el descrédito político y ético de una ideología que ha decidido suicidarse en las arenas movedizas de la corrupción institucional, política y económica.
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