MI LIBRETILLA CON JUAN VELARDE FUERTES – ALEJANDRO MACARRÓN – MARZO 2023

MI LIBRETILLA CON JUAN VELARDE PDF

 

Las letras que siguen son un relato incompleto de recuerdos, agradecimiento y cosas interesantes que aprendí con Don Juan Velarde Fuertes, un auténtico Grande de España en sentido literal, que nos ha dejado el 5 de febrero de 2023. Dm, ahora estará donde merece: en el Cielo.

Lo conocí por sus “libretillas” en la revista “Época”, hace más de un tercio de siglo. Siendo yo entonces profano en materias económicas, me venían muy bien para culturizarme en las cosas del dinero. Además, me divertía el nombre de esas tribunas, amenas e interesantes. Pasaron los años, me fui encontrando a Don Juan en la radio, otros medios y conferencias, y seguí disfrutando de sus enseñanzas y opiniones. Un día de 2009, nuestro común amigo Vicente Boceta nos convocó a la primera reunión de la célula madre de lo que ahora es el Centro Diego de Covarrubias. “Definitivamente, la reunión inicial del Grupo de estudio y diálogo sobre liberalismo y cristianismo la tendremos en el despacho del Profesor Velarde, el próximo miércoles 28 de octubre a las 17:00 hrs.”, me dijo Vicente en un mensaje de correo electrónico. Le respondí que iría encantado, y con el plus para mí de conocer a Juan Velarde, entre otras personas de renombre y con muy buena cabeza citadas para ese encuentro.

Don Juan era el que más sabía en cada reunión de esa primera etapa del Covarrubias. Muchas veces, sencillamente, era EL que sabía. Fue Juan Velarde quien nos sugirió usar el nombre de Diego de Covarrubias para el centro de pensamiento liberal-cristiano inspirado en la Escuela de Salamanca que estábamos alumbrando. Entre sus muchas contribuciones al corpus doctrinal del naciente centro, nos proporcionó una herramienta imprescindible -al menos a legos como yo- para nuestro propósito de defender uno de los postulados esenciales del Centro Covarrubias, esto es, que el liberalismo NO es pecado, en contra de la opinión de tantos eclesiásticos y católicos conservadores desde hace cerca de dos siglos. Cuando alguien en esas reuniones le preguntó si se podía criticar al Papa o cualquier otro miembro de la jerarquía eclesiástica en cuestiones que no sean centrales de la fe cristiana -como hacía él, con respeto pero sin ambages, ante lo que consideraba disparates en temas económicos de tal o cual personalidad de la Iglesia-, sin pecar al hacerlo, Velarde respondió sin dudarlo: “naturalmente que sí. Lo contrario sería caer en el donatismo, una herejía combatida por San Agustín, que presupone santos / intachables a todos los miembros de la Iglesia. Según Donato, obispo de Cartago, no serían válidos los sacramentos administrados por sacerdotes que no fueran santos, y eso no es así”.

Un día, en una de esas reuniones iniciales del Covarrubias, Juan nos contó una impresionante anécdota familiar sobre por qué la Iglesia española era históricamente antiliberal. Nos dijo que su abuelo le contó que su abuelo (el tatarabuelo de Juan) le había relatado cómo los primeros liberales decimonónicos, de entrada con la invasión napoleónica, y luego con las desamortizaciones, habían sido muy agresivos contra la Iglesia y sus propiedades. ¡Auténtica memoria histórica familiar, transmitida a lo largo de siglo y medio, enlazando cada generación con la siguiente a la siguiente!

 

* * * *

En 2011 publiqué el libro “El suicidio demográfico de España”, glosando e ilustrando, con mayor o menor acierto, la destrucción a cámara lenta de la sociedad española por el desplome de su tasa de natalidad que empezó 1977. Siendo yo entonces un Don Casinadie, me convenía sobremanera contar con un prologuista de prestigio. Le pedí que lo fuera a Juan Velarde. Aceptó de muy buen grado, y escribió un prólogo fino y contundente, titulado: “España, pueblo decadente”, en el que figuran estos párrafos:

 

La verdad es que previo a este libro de Macarrón ha existido una colosal falta de atención ante estos hechos. Ni siquiera cuando Ángel Alcaide estimó, con su curva logística, que el punto de inflexión en el crecimiento había sucedido a finales de los años 30, y que la asíntota se situaba en torno a 40 millones de habitantes, surgió alarma alguna. Habría que exceptuar el ensayo, de base catalanista alarmada, de Vandellós, “Catalunya, poble decadent”, y el de Antonio de Mendoza Casas, “Futuro demográfico de España y de la Iglesia de España”, aparecido en “Verbo”, enero-febrero 2010, y nada más.

De ahí la importancia suma de este libro de Macarrón. En él, el agobio crece desde la cruz –el gráfico de los nacimientos anuales en España 1858-1998 (pág. 18)- a la fecha de los interesantes apéndices, sobre todo al aportar datos provinciales mil veces escalofriantes: “Si nuestro déficit de natalidad continúa por tiempo indefinido tan alejado de los dos hijos por mujer como en el último cuarto de siglo, a la larga es dudoso que sigamos siendo un país con una economía pujante y por ende, atractiva para los trabajadores extranjeros, porque depresión demográfica autóctona y vigor económico son conceptos escasamente compatibles”.

Todo esto obliga a buscar una salida. Macarrón la ofrece en la pág. 126 así: “No solo debería ser la Iglesia la que dé protagonismo público a este desdichado asunto… porque el problema demográfico va mucho más allá de credos concretos… y sus graves consecuencias afectan esencialmente por igual a creyentes, ateos y mediopensionistas. Mal vamos en España/Europa si sólo hablamos de suicidio demográfico los eclesiásticos y unos pocos más, salvo que la Iglesia recupere pujanza e influencia social… algo a lo que podría ayudar mucho que colocase entre sus grandes prioridades actuales una causa tan justa y necesaria como la revitalización demográfica de Occidente, en un movimiento que bien podría llamarse otra vez «Renacimiento» (Demográfico)”.

Con posterioridad, tuvo la deferencia de hacer una laudatoria recensión del libro en un artículo en “El Economista”, y de citarme en términos muy elogiosos en sucesivos artículos en años subsiguientes en “ABC”, “La Razón” o “Libre Mercado”, entre otras prestigiosas tribunas públicas. En relación a este asunto, me invitó a los muy reputados cursos de verano de la Granda en 2014, cerca de mi Avilés natal, donde di una conferencia sobre “el invierno demográfico”, y pasé un par de días deliciosos en compañía de los demás ponentes, de Juan y de su maravillosa mujer, Alicia Valiente. Al verano siguiente volvió a invitarme a La Granda, donde hablé de “una economía con plomo demográfico en las alas”.

En cierta ocasión me contó que él, alarmado por la caída en picado de los nacimientos en España desde 1977, publicó en 1982 un artículo en el diario católico “Ya” expresando su preocupación por esa mala tendencia. Para su sorpresa, tras leer su artículo, un preboste de la Editorial Católica -la dueña de ese periódico, antaño tan importante en España-, le dijo: “no te preocupes, Juan. En el mundo hay mucha gente”. De llorar.

Cuando abdicó el rey Juan Carlos, le dije: “Don Juan, deberíamos pedir audiencia al nuevo monarca, para hablar con él sobre las pésimas perspectivas demográficas de una España en la que cada año nacen menos niños”. Velarde me replicó: “sin duda. Deberíamos decirle: Majestad, si las cosas siguen así, cuando Vd. sea viejecito no le quedarán súbditos”.

  1. Desde 2014, cuando Felipe VI asumió la Corona, hasta 2022, los nacimientos han caído en España un 23%, y los españoles autóctonos han mermado en casi 1,2 millones por más muertes que nacimientos. Desde el primer año completo de reinado de su augusto padre, 1976, hasta 2022, la caída ha sido del 51%, y del 65% en el caso de los hijos de madres nacidas en España. Para 2072, según el INE, de seguir con la baja fecundidad actual, España perderá unos 15 a 16 millones de españoles autóctonos, y un altísimo porcentaje de los que queden tendrían 65 años o más. Nuestras propias proyecciones, las de la ONU y Eurostat, arrojan resultados muy similares.

 

* * * *

Los Hijos de la Viuda. La masonería es un tema que me ha fascinado e inquietado desde siempre, y que sigo sin entender bien, tras haber leído unos cuantos libros y asistido a algunas conferencias sobre el particular. En general, me intrigan su naturaleza, actividades y papel histórico. Y no dudando de su enorme peso en España hasta la Segunda República -si bien, incluso ahí conviene reparar en que tan masón era Manuel Azaña, que en sus diarios íntimos se burlaba de “los Hijos de la Viuda”, como el general Cabanellas, alzado el 18 de julio-, siempre he querido saber si en la España actual la masonería sigue teniendo el poder que tuvo en el pasado, y sigue moviendo tantos hilos de lo que se cuece en la vida pública como antaño. Por ello, siendo Juan Velarde un hombre de profunda fe católica -y por tanto, nada sospechoso de actitudes pro-masónicas-, amplísima experiencia y conocimientos enciclopédicos, le pregunté en una ocasión por la influencia actual de la masonería en España. Velarde me dijo que él no se había encontrado de forma significativa con masones a lo largo de su vida, y que no pensaba que tuvieran en los tiempos que corren, ni de lejos, el peso que tuvieron en nuestro país desde la segunda mitad del siglo XVIII hasta la guerra civil.

 

* * * *

Sacarócratas esclavistas y corruptores. En un memorable almuerzo con buenos amigos en un espléndido comedor de Lhardy en 2017, al día siguiente del histórico discurso del rey Felipe VI durante la crisis catalana que culminó con 1/450 de hora de independencia de Cataluña, hablando de sucesos importantes para la Historia de España que se habían cocinado en ese egregio restaurante madrileño, Juan Velarde nos contó algo terrible: “aquí sobornaban los sacarócratas cubanos (los grandes propietarios de ingenios azucareros) a los diputados del Congreso, para que España no aboliese la esclavitud en Cuba” (cosa que no ocurrió finalmente hasta 1886, casi medio siglo después que en la España peninsular).

 

Catalanismo exacerbado, ya con Franco. En ese mismo almuerzo, Velarde nos contó que a finales de los años 50 ganó su primera cátedra, en Barcelona, donde tenía de ayudante a Ramón Trías Fargas, posteriormente uno de los grandes colaboradores de Jordi Pujol. Y notó entonces que en los colegios -y en particular en los de religiosos, comentó- ya se inculcaba a los alumnos un catalanismo con sabor supremacista / despectivo respecto a lo español en general ¡Ya en tiempos de Franco, y en colegios de curas y monjas!

 

* * * *

De parapeto de Ullastres a ministro socialista del área económica. Juan Velarde me contó que, en una visita a Bruselas de la delegación española que negociaba el acuerdo de España con el Mercado Común, dirigida por Alberto Ullastres, el negociador principal del acuerdo de España con el Mercado Común europeo, hubo importantes protestas públicas antifranquistas contra la delegación. Por esa causa, por la noche, un funcionario del área económica que acompañaba a Ullastres se ofreció servicialmente a dormir, a modo de eventual parapeto nocturno ante posibles intentos de agresión, junto a la puerta en la misma habitación de Alberto Ullastres. Pasados los años, ese solícito funcionario fue ministro de gobiernos socialistas.

 

* * * *

En una caja de puros. Según me contó Juan, en 1959, cuando España entró en suspensión de pagos y hubo que aplicar un severo Plan de Estabilización -con el buen tino y fortuna de que pronto la economía rebotó y entró en su ciclo de crecimiento más intenso de la Historia-, todas las divisas exteriores del Banco de España cabían en una caja de puros.

 

* * * *

Pío Baroja. Cuando Juan Velarde era joven, Pío Baroja invitaba a merendar y conversar en su casa un día a la semana a gente interesada en la literatura. Juan supo de ello, y fue en una ocasión. Baroja le dio un consejo estilístico tajante: “no emplee metáforas, joven. No hay ni una buena”.

 

* * * *

Varias de Franco que me relató Juan Velarde.

 

A principios de los años 70, el Reino Unido sufría un estancamiento económico prolongado, con unos sindicatos todopoderosos, las empresas estatales dilapidando ingentes recursos y el Estado de Bienestar clásico en su apogeo. Era considerado “el enfermo de Europa”. En cambio, la economía italiana iba mucho mejor. Velarde se lo contó a Franco en una audiencia, y le dijo que Italia estaba sobrepasando en PIB al Reino Unido, y que eso era un vuelco histórico. La reacción de Franco fue: “no se fíe, Velarde. Inglaterra es mucha Inglaterra”. Aquel sorpasso de hace medio siglo, ciertamente, acabó siendo efímero.

A finales de los 60 o principios de los 70, la peseta estaba sobrevalorada, pero Franco se negaba a admitirlo y corregirlo, por razones de prestigio nacional. Un gran economista norteamericano le convenció de que la devaluase mostrándole, en una audiencia, un precioso pañuelo de seda español. Le dijo: “Excelencia, qué maravilla de pañuelo español. Es precioso. Lástima que en mi país no se puede adquirir porque, al tipo de cambio actual peseta / dólar, es demasiado caro. ¡Qué pena!”. Estas palabras surtieron efecto: el valor internacional de la peseta fue reajustado a la baja, y las exportaciones crecieron mucho.

La guerra civil iba terminando, y a Franco le presentaron a uno de los más célebres economistas españoles de la época, como posible ministro en el área económica. El buen señor recomendó emitir un gran empréstito internacional para reconstruir España. «Además, Excelencia, cuando uno debe mucho dinero, el problema de verdad es de los acreedores». Fue decir eso, y Franco le dio las gracias y terminó la entrevista, bien porque le parecía un planteamiento gamberroide, bien por el santo temor a la deuda de un conservador clásico (y más si esa deuda estaba en manos extranjeras).

En cierta ocasión, dos grandes bancos se querían fusionar. Uno de ellos, el Central, presidido por Don Ignacio Villalonga. No recuerdo cuál era el otro. Villalonga y el otro presidente fueron a ver a Franco para contarle el proyecto y recabar su plácet. Franco hizo algunas preguntas sobre el tema, y sobre cómo quedaría tras ello el mapa bancario en España. Luego se pasó el resto de la audiencia gallegueando y hablando de la mar y los peces. Terminada la audiencia, a la salida, el colega de Villalonga le dijo: “ha sido muy agradable, pero es una lástima que al final no hemos concretado. Podríamos pedirle una nueva audiencia en unas semanas, y rematar el asunto”. Y la respuesta de Don Ignacio fue: “pero hombre, ¿no te has dado cuenta de que nos ha dicho que no”?

 

* * * *

Duración de la Gran Recesión. En septiembre de 2011, cuando llevábamos ya tres años de la macrocrisis económica que desató en Occidente el pufo de las hipotecas subprime y la quiebra de Lehman Brothers, y en España el pinchazo de la burbuja inmobiliaria, le preguntamos a Juan Velarde en un almuerzo por el tiempo que creía él que duraría esta crisis. “Es difícil de saber, pero a veces las crisis se alargan mucho tiempo por razones políticas, ya que es muy impopular tomar las medidas necesarias para superarlas. Recordemos que la Gran Depresión, en EEUU, solo terminó de verdad con la Segunda Guerra Mundial”. Velarde barruntaba que la cosa iba para muy largo, ya que el sector financiero privado seguía mal, y el no privado -las cajas- estaba plagado de entidades en situación virtual de quiebra. La realidad es que en 2023 España aún no ha recuperado el nivel de desempleo de 2007 (8% de media ese año, 13% en 2022), la deuda pública es un 115% – 116% sobre PIB, por 35% en 2007 (1,1 billones de euros más ahora), España no ha vuelto a tener superávit fiscal desde 2007 ningún ejercicio, y solo un año desde entonces ha bajado nuestro déficit público del umbral del 3% del PIB. Por tanto, cabe perfectamente defender la idea de que a comienzos de 2023 aún no hemos superado la crisis económica que empezó a finales de 2007 / principios de 2008 en lo que toca al empleo, y no digamos a la deuda pública.

 

* * * *

            La última vez que vi a Juan fue por y para hacerme él un nuevo favor, el 15 de febrero de 2022, casi un año antes de que nos dejase. Estábamos preparando con el CEU un documental audiovisual sobre la historia demográfica de España, con declaraciones de personas que pudieran aportarnos buenos testimonios, ideas y datos al respecto. Le solicité una entrevista para ese documental, que aceptó gustosamente, con su perenne generosidad. La grabamos en video en un bello salón de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas. Él ya tenía problemas de movilidad, pero de cabeza seguía en plena forma. Su hija Paloma fue de gran ayuda para preparar la entrevista. Fue una sesión interesantísima, de la que siguen solo unas pinceladas con especial carga emotiva.

Empezamos hablando del acongojante deterioro que se había producido en la vitalidad demográfica que Asturias y España tenían en 1927, cuando nació Velarde, y todavía conservaban en 1976, al inicio de la Transición, como se puede apreciar en un cuadrito que estaba incluido en el guion que le envié para preparar la entrevista.

Juan nos fue contando cómo había ido cambiando casi todo en la España que él conoció de pequeño, y cómo las familias son ahora mucho menos numerosas. Entre otras cosas, nos habló de la mucha mayor importancia de la figura del padre en las familias de antaño. Recordaba con cariño y gratitud filial cómo le riñó y castigó su padre por una pequeña travesura que hizo de guaje a unos obreros de la fábrica de mantequilla de éste, que por las tardes se ganaban un sobresueldo haciendo trabajos y arreglos en el jardín de los Velarde. Y contaba con emoción cómo la vida de su padre corrió mucha mejor suerte que la de otras personas de similar nivel económico o ideas políticas diestras en los tiempos en que su Salas natal estuvo en manos frentepopulistas, en el primer año de la guerra civil. Esencialmente, no se quedó huérfano de padre porque era un hombre especialmente recto y bueno. Todos en la fábrica sabían que era él quien enviaba un sobre anónimo con dinero a los empleados que caían enfermos. Ya repuestos, cuando se acercaban a agradecérselo, su padre siempre decía: “no sé de qué me habla. No tengo ni idea de dónde salió ese sobre. Por favor, siga trabajando”. El gran corazón de su padre le salvó la vida cuando Caín se adueñó de Salas.

 

* * * *

Querido Juan, lo que yo recibí y aprendí de ti, que fue mucho, es solo un trocito de la punta de ese enorme iceberg que fue todo el bien que hiciste en vida a tus prójimos y a la patria. ¡Cuánto diste a tantos y tantos! ¡Muchas gracias por lo que de la inmensa obra social velardiana me tocó en suerte, y por lo que recibieron muchos otros de ti! Que tu nombre sea recordado como merece, y tu ejemplo perdure y sirva de inspiración a muchos. Descansa en paz en la Gloria del Señor. Hasta siempre.

============================================================================

Autor: Alejandro Macarrón Larumbe

Compartir:

3 responses to “MI LIBRETILLA CON JUAN VELARDE FUERTES – ALEJANDRO MACARRÓN – MARZO 2023”

  1. Merry dice:

    Una gran persona. Dios lo tenga en su Gloria.

  2. Merry dice:

    Una gran persona y todo un ejemplo
    Descanse en paz

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Información sobre protección de datos:

  • Responsable: CENTRO DIEGO DE COVARRUBIAS
  • Fin del tratamiento: Controlar el spam, gestión de comentarios
  • Legitimación: Tu consentimiento
  • Comunicación de los datos: No se comunicarán los datos a terceros salvo por obligación legal.
  • Derechos: Acceso, rectificación, portabilidad, olvido.
  • Contacto: info@centrocovarrubias.org.
  • Información adicional: Más información en nuestra política de privacidad.