Esta semana escribe en nuestro Semanal el P. Jose Carlos Martín de la Hoz, donde reflexiona sobre LA HONRADEZ EN EL MERCADO 

Cierra Avizor con dos reflexiones sobre el DECRECIMIENTO y EL DEBATE ENTRE SÁNCHEZ Y FEIJÓO

LA ECONOMÍA, ENTRE LA SOCIEDAD Y EL ESTADO

Hace unos meses estuve en Málaga y aprovechando un hueco en la agenda de trabajo, pude departir largamente con el catedrático emérito de economía de la Universidad de Navarra, el profesor Miguel Alfonso Martínez Echevarría. Aprovechamos la oportunidad para comentar su último libro que da nombre al artículo que ahora deseamos ofrecer a los lectores del Semanal del Centro Diego de Covarrubias.

En efecto, el libro de nuestro admirado profesor es el fruto de muchos años de investigación, horas de clases, tesis doctorales dirigidas cursos a empresarios de “Humanismo y Empresa” y de la larga tarea de asesoramiento empresarial de nuestro profesor.

La primera conclusión a la que llegamos es que este libro es un “in crescendo” en la historia y en la densidad del pensamiento en lo que es la empresa y en lo que consisten las relaciones empresariales.

Verdaderamente, el aspecto cuantitativo de la economía ya es tarea de “chatgpt”, de los algoritmos y de las propuestas que hacen las máquinas de la inteligencia artificial. Pero la verdadera economía no es esa, sino la que es fruto del conocimiento de las personas, las tendencias y modas profundas del ser humano y de las cambiantes culturas y civilizaciones. Toda esta verdadera economía real la hacen los expertos de las multinacionales que gobiernan el mundo, y los hombres y mujeres de los fondos de inversión que pulsan la realidad social y los sentimientos del ser humano. Parece que las máquinas nos están gobernando y no es verdad, nos gobiernan los que adivinan nuestros gustos y aficiones y desean colmar nuestras aspiraciones.

De todas esas líneas de fondo a lo largo de la historia, de sus aciertos y errores va tratando este libro, que parece un manual pues acaba por tratar todos los grandes temas de la economía, pero que no lo es, pues lo aborda filosóficamente e históricamente, por lo que más bien proporciona argumentos para pensar que lo típico del manual: la ciencia trillada.

Aquella conversación terminó exponiendo a nuestro profesor mi opinión sobre la Escuela de Salamanca y la necesidad de explicar largamente la figura y aportación de francisco de Vitoria y su moral económica.

Precisamente, el mismo profesor Martínez Echevarría, fue el que movió los hilos para que el incansable Fernando Fernández me invitara a participar en esta sesión del Seminario bibliográfico de AEDOS (Asociación para el estudio de la doctrina social de la Iglesia) el primero de julio de este año para hablar del libro.

Efectivamente, en esa XXIX edición del capítulo económico de AEDOS, comencé recordando mis conversaciones en ICADE-Comillas con el maestro Francisco Gómez Camacho con quien edité el primer tratado de contabilidad en lengua castellana.

El enfoque de estos autores expresa con toda claridad la mentalidad de Francisco de Vitoria (1483-1546) y de sus seguidores que consideraban a los mercaderes como unos cristianos más, es más, como responsables del bienestar de la familia y de la sociedad y, por tanto, son exaltadas como personas dignas que contribuyan indudablemente al bien común.

Lógicamente, las referencias que pesaban en las conciencias de los predicadores y de los mercaderes, eran las constantes citas en sermones y manuales de confesores de las palabras del texto del Evangelio: “Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el reino de los cielos” (Mt 19, 23). Indudablemente, todavía hoy y para siempre, esas palabras mantienen pleno vigor y actualidad.

Que sea muy fácil que se apegaran al dinero y que buscaran el beneficio económico más allá de lo razonable (siendo lo «razonable» algo totalmente subjetivo), no quiere decir, como afirmaba Lutero, que estuviera prohibido ni que se considerara en el campo católico que el hombre estaba corrompido en su naturaleza.

Es más, este campo de la moral económica manifiesta la esperanza con la que los moralistas de la Escuela acometían la formación de las conciencias de los mercaderes de su tiempo.

Asimismo, estos autores valoraban el ayuno, la limosna y la oración, prácticas muy recomendadas en la Iglesia como obras de misericordia que favorecían la penitencia de los cristianos de su tiempo.

Es más, según Bartolomé de Albornoz en su Arte de los contratos, los mercaderes eran esenciales para la sociedad pues llevaban las noticias de los reinos y transportaban lo que sobraba en un sitio a lugares donde faltaba, con un gran esfuerzo humano sin egoísmos.

Precisamente, estamos actualmente trabajando con un grupo de investigación en la Universidad Francisco de Vitoria en la edición de la obra en dos volúmenes de Juan de Medina, el que fuera catedrático de Artes en la Universidad de Alcalá, discípulo de Domingo de Soto y el primer autor que redacta un completo manual de moral económica en Salamanca en 1546, donde para llegar a los contratos y la usura, previamente estudiará la penitencia, la confesión, la limosna, la oración, etc.

En definitiva, Francisco de Vitoria y sus discípulos extenderán su moral económica por todos los reinos de la Corona de Castilla y hablarán constantemente de la honradez en todo momento de sus discursos.

De esa manera, marcaron un enfoque positivo y, por otra parte, perseguirán que aquellos mercaderes no abandonen el examen de conciencia hasta el final de sus vidas, pues siempre existirá la tentación del apego a los bienes de la tierra.

Prof. Dr. D. José Carlos Martín de la Hoz
Academia de Historia Eclesiástica. Madrid

M. A. Martínez Echevarría, La economía entre la sociedad y el estado, Eunsa, Pamplona 2022, 560 pp

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PENSANDO EN VOZ ALTA, DE AVIZOR
I: DECRECIMIENTO

El llamado «decrecimiento» no constituye un fin en sí mismo, el de la reducción alimentaria y por ende económica, ni tampoco es su fin el declarado, mitigar el cambio climático. Además esos fines no resultan coherentes con la población objetivo, la que menos daña el medio ambiente con sus medios de producción y que está sufriendo un acusado decrecimiento demográfico, precisamente la población situada en los países democráticos.

Un control personalizado de ingesta calórica solamente es factible en un sistema político totalitario, verdadero objetivo de las tesis del retroceso económico, que es un instrumento ideológico más de la teoría postmarxista de Laclau y Mouffe, autores de «Hegemonía y estrategia socialista», obra clave de las estrategias políticas actuales del socialismo y del comunismo, a la vez que sus planteamientos son los vertebradores de la ingeniería social practicada por la contracultura poshumanista.

Ambos filósofos políticos socialistas pregonan la utilización de «significantes flotantes», en éste caso el «decrecimiento» y el «cambio climático», como instrumentos para la creación de antagonismos. En éste caso concreto el antagonismo populista previo se establece entre consumismo y consumo, entre la destrucción del medio ambiente o su preservación. En realidad se trata de imponer el antagonismo entre libre mercado y planificación, dirigismo e intervencionismo, o dicho de otra manera entre democracia y totalitarismo, con el objetivo último de poner punto y final a nuestras asediadas democracias liberales.

II. DEBATE TELEVISIVO SÁNCHEZ – FEIJÓO

Pedro Sánchez ha demostrado ser un mindundi con más cara que espalda, empeñado en negar sistemáticamente la realidad, martilleando consignas vacuas e interrumpiendo continuamente a un Feijóo respetuoso, sereno, certero y con sentido del humor.

Para colmo del inaudito espectáculo, los teóricos moderadores actuaron con escandalosa parcialidad en apoyo de la postura de Sánchez.

Pocos debates a dos he presenciado con tanto desnivel de todo orden entre ambos participantes, por lo que ya podemos afirmar rotundamente para Pedro Sánchez: «SIC TRANSIT GLORIA, MINDUNDI»

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