I.¿HACIA LA II GUERRA FRÍA? – DIEGO SÁNCHEZ DE LA CRUZ II. LOS PIES SIEMPRE APUNTAN HACIA LA LIBERTAD – RUBÉN MANSO
EL SEMANAL DEL COVARRUBIAS DEL 21 DE NOVIEMBRE DE 2023
Esta semana os dejamos dos artículos entorno al derribo del muro de Berlín que se publicaron en El Debate y en Libertad Digital.
¿Hacia la II Guerra Fría? 34 años de la caída del Muro
Artículo en El Debate
En las tres décadas que han pasado desde la caída del Muro de Berlín hemos cometido la torpeza de permitir que caigan en el olvido los horrores del comunismo.
La caída del Muro de Berlín en 1989 puso fin a la Guerra Fría e instauró un nuevo orden mundial basado en los pilares que hicieron grande a Occidente. Ese nuevo paradigma redujo del 90 % al 10 % la incidencia de la pobreza en el mundo y duplicó el número de personas que viven bajo sistemas políticos de corte democrático. Por lo tanto, la caída del Muro de Berlín no repercutió solamente en la reunificación alemana o en la democratización de los países de Europa del Este, sino que tuvo un impacto global, contribuyendo a expandir la democracia y el capitalismo y redundando en un periodo de prosperidad y estabilidad sin precedentes.
Sin embargo, basta con echar un vistazo al tablero geopolítico internacional para comprobar el lamentable deterioro que está viviendo ese prometedor paradigma. En Occidente, las instituciones democráticas se han visto severamente erosionadas por el auge del populismo político y los fundamentales económicos han quedado comprometidos por la imprudente gestión financiera de gobernantes que resuelven todos los problemas a golpe de endeudamiento. Y, si atendemos a lo que sucede más allá de nuestras fronteras, podemos comprobar que regímenes autoritarios como los de China, Rusia, Irán o Venezuela están haciendo todo lo posible para sembrar el caos.
La creciente ofensiva de Pekín en torno a la soberanía de Taiwán, el dolor provocado por Moscú con la invasión de Ucrania, la mano negra de Teherán percibida en ofensivas desestabilizadoras como la que sufre Israel, la caída en desgracia de las democracias latinoamericanas que han caído en la trampa bolivariana… En opinión de Ray Dalio, uno de los inversores más prestigiosos del mundo, todos estos desarrollos se enmarcan en una tendencia más general y, a lo largo de los dos últimos años, han contribuido a elevar del 35 % al 50 % la probabilidad de que terminemos experimentando el estallido de un gran conflicto armado. Por su parte, el célebre historiador escocés Niall Ferguson ha advertido que el temido desenlace de una III Guerra Mundial es una posibilidad real pero, por encima de todo, ha recalcado que ahora mismo no hay nada más importante que asumir y entender que hemos entrado en una suerte de II Guerra Fría.
En los 34 años que han pasado desde la caída del Muro de Berlín hemos cometido la torpeza de permitir que caigan en el olvido los horrores del comunismo. Solamente así se explica que sus corrientes posmodernas ostenten cargos de gobierno en España y distintos países de América. También hemos dejado que el capitalismo opere de forma cada vez más intervenida y atenazada, despojándolo de la libertad necesaria para su operativa. Y, no menos importante, hemos dejado que los pilares de nuestro tejido social y cultural se vean cuestionados en nombre de doctrinas radicales que pretenden transformar nuestras sociedades por la puerta de atrás.
Reflexionar sobre estos desafíos resulta especialmente procedente en una España cada vez más desdibujada. Nuestra economía lleva quince años de declive relativo cuando se compara con el resto de Europa. Nuestro sistema político está sujeto a una profunda inestabilidad por el papel destructivo del separatismo más radical. Nuestra sociedad está atenazada por el buenísimo, la corrección política y la intolerancia. Y, ante un panorama tan sombrío, solamente la sociedad civil puede ofrecer respuestas alternativas.
Nuestra sociedad está atenazada por el buenísimo, la corrección política y la intolerancia
Es por eso que el próximo 23 de noviembre, a las 19 horas, el Centro Diego de Covarrubias ha convocado una edición especial del Día de la Libertad, un evento con el que se conmemora la caída del Muro de Berlín y se reflexiona sobre el presente y el futuro de la libertad en España y el resto del mundo.
En esta ocasión, el acto contará con cuatro invitados de lujo: Javier Fernández-Lasquetty, Juan Carlos Girauta, María San Gil y Rubén Manso. A lo largo del acto, que tendré ocasión de moderar y se celebrará en la sede de la Universidad San Pablo CEU ubicada en el número 35 de la madrileña Calle Tutor, podremos conversar sobre los desafíos económicos, políticos y socioculturales que enfrenta España, con el objetivo de realizar un diagnóstico certero y claro de las circunstancias que reducen nuestra relevancia internacional y nos condenan a una lamentable decadencia que coincide, además, con un momento clave para Occidente.
España llegó a la I Guerra Fría arrastrando las consecuencias de una desastrosa II República, una demoledora Guerra Civil y un durísimo periodo de posguerra coincidente con el declive de Europa durante la II Guerra Mundial. Ahora que parecemos entrar en una II Guerra Fría, nuestro país puede sentirse orgulloso de haber logrado consolidar una democracia sólida y una economía avanzada. Sin embargo, el rumbo que veníamos siguiendo como país parece haberse quebrado.
España es hoy una potencia empequeñecida, una democracia inestable y una economía en continuo declive –y no podemos permitir que eso siga siendo así. Es hora de beber en las fuentes de nuestra identidad y nuestra riqueza como nación, porque solamente de esa forma sabremos plantear cuál es el futuro que España puede darse a sí misma si articula un gran proyecto nacional basado en liberar su economía del intervencionismo socialista, apuntalar su sistema político ante la amenaza separatista y defender un modelo de sociedad basado en la herencia del humanismo cristiano y volcado en la persona– y ajeno a la decadente influencia del progresismo woke. De eso, y mucho más, hablaremos el 23 de noviembre en el Día de la Libertad del Centro Diego de Covarrubias, un acto de asistencia libre y gratuita hasta completar aforo que ya admite inscripciones en este enlace.
Diego Sánchez de la Cruz
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En el Muro de Berlín los pies apuntaban hacia la libertad
Los grandes movimientos migratorios no van en dirección a los países musulmanes, ni al África Sub-Sahariana ni a los países que presumen de socialistas.
Hace 34 años que cayó lo que sus constructores llamaron el Muro de Protección Antifascista y fue conocido como el Muro de Berlín. En teoría, el muro se elevó para proteger a la población de la extinta y fracasada República Democrática Alemana de la entrada de elementos desestabilizadores del paraíso socialista desde Occidente. En realidad, sabemos que se construyó para evitar la emigración de alemanes orientales a la República Federal Alemana, al mundo libre más cercano que tenían.
Pero no lo sabemos porque nos lo hayan dicho, sino porque es una verdad evidente por sí misma que entre los derechos inalienables de los hombres, otorgados por su Creador, están la Vida, la Libertad y la búsqueda de Felicidad, como manifiesta la Declaración de Independencia de los Estados Unidos de América. Así, es imposible concebir que los 3.000 detenidos y 200 fallecidos por cruzar el Muro de Berlín lo hicieran huyendo de una situación mejor a otra peor, a la vez que no conocemos un movimiento de población en sentido contrario.
«Paraíso sin ti, ni imagino ni quiero», cita Ana Rossetti a Julio Aumente en su Devocionario. El Hombre no imagina ni quiere un paraíso en el que no haya Libertad. Lo mismo ahora que durante los 28 años en que estuvo elevado como una cicatriz sobre Europa el muro de marras.
Hoy los pies de la Humanidad nos siguen mostrando el camino de la Libertad. Los grandes movimientos migratorios no van en dirección a los países musulmanes, ni al África Sub-Sahariana ni a los países que presumen de socialistas. Algunos nos dirán que huyen de la pobreza nada más, pero ya es casualidad que los países más pobres sean aquellos con menos libertad. Tal vez algunos, urgidos por la necesidad material, sólo sientan esa necesidad que la falta de libertad genera, pero no por ello la buscan menos, la Libertad, que aquellos que saben que es su ausencia la que hace su vida mísera e irrespirable. Occidente no es culpable de los males del mundo cuando ha construido la sociedad de hombres más libres y prósperos que se haya conocido en la Historia de la Humanidad.
Sin embargo, tal vez, los enemigos de la Libertad no estén fuera de nuestras fronteras, al fin y al cabo, fuera de ellas sólo hay unas masas sojuzgadas y unas élites complacidas de la situación, sino dentro y sean una parte de nuestras propias élites, que miran con envidia a las de fuera. Con tanta envidia, que parece que quisieran expulsar nuestra Tradición Cristiana y acoger una población acostumbrada a obedecer hasta el servilismo. La Libertad, sin embargo, terminará imponiéndose, pero no sin nuestra ayuda.
La Libertad requiere que nunca olvidemos a su hermana la Obligación. Los enemigos de la primera la destruyen ninguneando a la segunda. La Libertad requiere la desconfianza sobre el gobernante.
Acto por el Día Mundial de la Libertad
Hace 34 años que cayó el Muro de Berlín, aniversario que el Centro Diego de Covarrubias celebra el próximo 23 de noviembre, a las 19horas, en la calle del Tutor, 35 de Madrid, con un coloquio en el que tendré el gusto de participar junto con María San Gil, Javier Fernández-Lasquetty y Juan Carlos Girauta que presentará Diego Sánchez de la Cruz. Un muro construido por un régimen que asoló Europa más que el Fascismo contra el que decía, falsamente, luchar.
Hoy el peligro está también en todos los autodenominados luchadores antifascistas, que enmascaran su condición verdadera con un prefijo mal utilizado. No dejemos que nos construyan nuevos muros de prohibiciones, mentales y de actuación, para que nuestros pies nos dirijan a la Libertad, la Obligación y la Prosperidad.
Rubén Manso Olivar
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