PIONEROS DEL CAPITALISMO EN EUROPA – JOSE CARLOS MARTÍN DE LA HOZ

EL SEMANAL DEL COVARRUBIAS DEL 16 DE ABRIL DE 2024

 

Estimados amigos,

Esta semana compartimos un artículo del Padre Jose Carlos Martín de la Hoz a raíz de un interesante libro. En sus propias palabras, «aunque el trabajo de Max Weber sobre los orígenes del capitalismo en Europa establece que el capitalismo arraigó en países de mayoría calvinista, estos autores sin pretenderlo han demostrado que la economía de los Países Bajos creció constantemente durante el siglo XVI en que convivían la religión católica y la calvinista e incluso en los momentos de guerra con España.»

Incluimos también la reflexión y opinión de nuestro querido «Avizor» sobre la situación de Irán e Israel.

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EL CRECIMIENTO DEL MERCADO EN EL SIGLO XVI

De vez en cuando en las mesas de novedades de las librerías aparecen verdaderas joyas, fruto de la investigación reciente de los historiadores, junto a otros libros vulgares que pueden ser calificados de “más de lo mismo” o como dicen los doctorandos “el traslado de los huesos de un cementerio a otro”.

En esta ocasión deseo referirme a un trabajo con el que no estoy completamente de acuerdo, sino que tengo mis objeciones de fondo, pero del que a la vez reconozco su valía y como tal merece la pena comentarlo en este foro del Centro Diego de Covarrubias. Me refiero a la magnífica exposición realizada por los profesores de la Universidad de Utrecht, Maarten Prak y Jan Luiten*, acerca de la historia económica de los Países Bajos que, a su vez, refleja muy bien la historia económica de Europa y de esa área geográfica del norte de Europa.

Efectivamente, una de las conclusiones bien fundadas del trabajo será que el centro económico de la zona del Mar del Norte comenzó en Amberes y, después de ponerse en marcha las comunicaciones fluviales, paso a Ámsterdam en el siglo XVI. Desde allí se mundializó la región por el comercio internacional, con Asia o América, que se desarrolló tanto con las especies y cerámica en Oriente como con el mercado de esclavos hacia América. Finalmente, el puerto de Londres centralizó el comercio internacional de la zona y, desde entonces, Londres sigue siendo uno de los puntos neurálgicos de la economía mundial.

Antes de desarrollar algunas otras interesantes conclusiones expuestas por nuestros autores, es necesario anotar los avances que se reflejan en este trabajo acerca de la metodología aplicada para estudiar el desarrollo económico de los Países Bajos en la historia. Nuestros autores han querido develarnos sus métodos. En primer lugar, el estudio y catalogación de la amplia documentación eclesiástica conservada, tanto católica como protestante. Por ejemplo, nos dirán que el número de iglesias construidas es una muestra del bienestar y desarrollo de una sociedad, que deja como herencia la construcción de una iglesia en su pueblo, en su barrio o en su ciudad; como cuando sólo había católicos se dejaban dineros para misas.

Asimismo, los libros de bautismos que se impusieron en la Iglesia católica, como obligatorios en todas las parroquias e iglesias rectorales, propiciará una documentación de primer orden pues se anotan padres y padrinos, o también la profesión y domicilio de los mismos. No olvidemos que el registro civil fue durante años el registro de los libros de bautismos. Finalmente, las actas matrimoniales, fruto del Decreto “Tametsi” del Concilio de Trento, contiene una documentación valiosa de contrayentes, domicilio, padres y padrinos y testigos. Esas actas están firmadas y eso indica el grado de alfabetización de la zona, tanto de la mujer como del hombre. Por último, los tamaños de los cadáveres que se han conservado indicarán cómo ha mejorado la salubridad de la zona, así como la alimentación de hombres y mujeres (pág. 85).

Los datos obtenidos en el apartado anterior pueden ser comparados con los obtenidos en los archivos privados, lonjas, mercados, archivos oficiales, padrones del Ayuntamiento, registros de cobros de impuestos, testamentarías de los notarios del Reino o de las nuevas autoridades holandesas una vez alcanzada la independencia de España. Por ejemplo: la división de las herencias y de la tierra desde el siglo XVI, o las peticiones para secar marismas y ganar terreno a mar.

Al final nuestros autores van haciendo aproximaciones hasta acercarse a lo que podría ser el PIB del siglo XVI y los sucesivos períodos, para poder constatar un crecimiento sostenido hasta la actualidad. Es decir, que la economía de los Países Bajos tuvo un crecimiento sostenible y no fruto del azar o de un golpe de suerte (pág. 108).

Del mismo modo, es interesante la conclusión que se establece al comprobar que, en toda Europa, a pesar de las guerras que se mantuvieron en el siglo XVI y después en el XVII hasta la paz de Westfalia que puso fin a las guerras de religión, hubo paz en los caminos.

Indudablemente Carlos V, Felipe II y Felipe III dispusieron de parte del oro y la plata que llegaba de América (el quinto real) para mantener los caminos expeditos, de modo que las ferias de las grandes ciudades de Europa pudieron intercambiar moneda y todo tipo de artículos que iban desde los de primera necesidad hasta los de lujo y ostentación, como los grandes tapices de Bruselas o la porcelana que llegaba de China a Ámsterdam.

El tráfico por los caminos de Europa se incrementó notablemente con la fabricación de enseres de todo tipo que se llevaban de un sitio a otro para venderse y, finalmente, embarcaban hacia América donde se estaba reproduciendo la vida de Europa (en especial, la de Sevilla, Córdoba o Cádiz).

Como explican nuestros autores, el florecimiento de los Países Bajos -como el de Andalucía- refleja que los grandes puertos que monopolizaban el tráfico con América y con Asia convirtieron la economía de Europa en la era de la “confianza de los mercados” (pág. 109).

Finalmente, señalarán cómo uno de los factores determinantes del constante crecimiento económico hasta nuestros días fue el mantenimiento de bajos tipos de interés, lo que sucede a partir del siglo XVI, gracias al cual se pasa del 20% anual al 3% o 5% anual. Lástima que no hagan referencia a que también fue un logro de la Escuela de Salamanca o Escuela Ibérica del s. XVI, pues en esta cuestión son importantes las aportaciones de Francisco de Vitoria, Domingo de Soto, Diego de Covarrubias y tantos otros.

 

José Carlos Martín de la Hoz
Doctor en Teología. Profesor universitario.
Miembro de la Academia de Historia Eclesiástica. Asesor de la Conferencia Episcopal Española.

 

*Maarten Prak y Jan Luiten Van Zanden, Pioneros del capitalismo. Los Países Bajos (1000-1800), Ediciones Pasado y Presente, Barcelona 2023, 410 págs.

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IRÁN BOMBARDEA ISRAEL 

Irán ha gestionado siempre sus criminales intereses de manera magistral, por lo que no sería de esperar lo contrario en el presente escenario de radical escalada bélica que se ha alcanzado con el ataque a Israel con drones y misiles desde territorio Iraní.

A pesar de la gravedad del salto cualitativo dado por Irán, éste episodio bélico no puede desembocar en una guerra abierta en la que el régimen Iraní sabe muy bien que, con su actual capacidad militar, sería irremisiblemente derrotado por Israel y EEUU.

En mi opinión, los próximos episodios de ese enfrentamiento, en el que Irán desencadenó, con el pogromo del siete de octubre, una mecánica de acción – reacción, serán acciones bélicas tan intensas como limitadas, siendo el objetivo de Irán establecer un prolongado asedio a Israel con el fin de conseguir su progresivo debilitamiento mediante la persistencia de múltiples frentes militares abiertos.

Esa criminal radicalización de la estrategia de desgaste multipolar de Israel, un régimen democrático de opinión pública, fue iniciada por Irán, una dictadura teocrática, con el monstruoso pogromo del siete de octubre de 2023 ejecutado por Hamás a las órdenes de Irán. El desenlace de esa estrategia en el largo plazo es incierto, pero muy probablemente podría conllevar el final del régimen genocida de los Ayatolás que, como agresores, acabarán sufriendo un desgaste mayor que Israel, el agredido.

Avizor

 

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