EL PROBLEMA ES LA POBREZA, NO LA DESIGUALDAD ECONÓMICA – RUBÉN MANSO – SEPT 2024
EL SEMANAL DEL COVARRUBIAS DEL 10 DE SEPTIEMBRE DE 2024
La insistencia en la desigualdad económica como un problema, obvia el verdadero problema que tiene el ser humano en lo referente a lo material: la pobreza. El estado natural del hombre es ese: la pobreza, la escasez. El recurso a la existencia de la desigualdad económica por parte de los gobernantes (ahí tenemos esta semana a Pedro Sánchez hablando de coches de alta gama y de los ricos) no es sino una excusa para no afrontar lo que es palmario: el fracaso del estatismo para generar riqueza, para sacar a la Humanidad de la pobreza, su estado natural.
Se lucha contra la desigualdad económica porque no se es capaz de crear riqueza. Se cambia el foco de atención y el objetivo, para no enfrentarse al contraste de que la actuación del Estado nos empobrece. Así, se vitupera el crecimiento económico: ya no es un objetivo plausible de una sociedad sana. El crecimiento de la población no es bueno porque se dan por hecho los niveles materiales alcanzados y, si somos menos tocaremos a más. Se buscan objetivos incompatibles con el crecimiento material, como el ecologismo ramplón, para justificar los escasos resultados materiales alcanzados.
El crecimiento económico produce desigualdad económica, sin embargo, nadie se atreve a decirlo en alto. En una sociedad de cazadores recolectores, las diferencias de renta o riqueza son nulas. A comienzos del paleolítico ni siquiera se cazaba, se carroñeaba. La desigualdad económica seguro que era óptima, si lo que pretendemos es un Índice de Gini igual a cero. La pobreza era máxima.
Como nadie se atreve a decirlo en alto, que el crecimiento económico produce desigualdad económica, nos encontramos con un discurso político en el que se hablaba, hasta hace poco, de compatibilizar el objetivo de crecimiento con otro de lucha contra la desigualdad económica, lo que no es posible. Finalmente, estamos abandonando el primero, porque hemos declarado más apetecible el segundo.
No me cabe que duda de que Cuba o Corea del Norte, a pesar de que no publican resultados, presenta un mejor Índice de Gini que Estados Unidos o España, si por mejor entendemos menos desigualdad material. Es fácil: cualquier medida de dispersión que utilicemos para medir la desigualdad, de renta o riqueza, será menor en los dos países citados, a pesar de la existencia de un pequeño grupo de plutócratas en ambos, porque el porcentaje de pobres paupérrimos será elevadísimo y la media será muy representativa de lo que de verdad ocurre: que son países donde la pobreza es mucha y muy extendida.
Lo que nos debería importar, por lo tanto, es cómo vive el más pobre en cada país y no cuánta distancia hay, en términos de renta o riqueza, con el más rico. Todo lo demás es promover el pecado capital que se esconde bajo ese aparente buen propósito que es la lucha contra la desigualdad: la envidia. El actual pobre occidental es un millonario, si lo comparamos con el rico de hace doscientos años.
No hay que temer a la verdad. La verdad es que la libertad produce riqueza, que el aumento de la riqueza lo hace de la desigualdad y que los más pobres son más ricos allí donde gozan de más libertad. El discurso igualitarista en materia económica hace daño porque empobrece a todos, a los ricos también, no cabe duda, pero los que nos preocupan son los pobres ¿O no era así? Porque cual era el objetivo; ¿qué no hubiera pobres o qué no hubiese ricos? No me cabe duda que para acabar con la desigualdad basta con acabar con los ricos. Lo que no veo es que eso acabe con la pobreza.
Rubén Manso
Presidente del Centro Diego de Covarrubias
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08 DE NOVIEMBRE: CENA DE ENTREGA DEL PREMIO MEDALLA DE HONOR DIEGO DE COVARRUBIAS A DON ALEJO VIDAL-QUADRAS. (Se informará de más detalles y se abrirán reservas la próxima semana)