VITORIA Y EL HUMANISMO RENACENTISTA – P. JOSÉ CARLOS MARTÍN DE LA HOZ – FEBRERO DE 2025
EL SEMANAL DEL COVARRUBIAS DEL 11 DE FEBRERO DE 2025
En los años setenta cuando recomenzamos en España la vida democrática, los partidos políticos y los sindicatos libres, en la llamada “Transición española”, utilizaban mucho una expresión muy concreta: ”el humanismo cristiano”. Se trataba de una manera gráfica de poner al hombre en el centro del debate político y cultural y buscar el modo de dignificar su existencia personal, familiar y social.
Además, se añadía el calificativo de cristiano, pues las urnas habían demostrado que ser cristiano para los demócratas de entonces era algo común a muchas de las diversas ideologías y planteamientos de la vida política y social.
Con el paso de los años de estudio de la Escuela de Salamanca y el magisterio de Francisco de Vitoria y de la pléyade de sus discípulos, he ido atando cabos y, en las siguientes líneas, deseo exponer una sencilla hipótesis: “el humanismo cristiano”, en realidad, recogería los grandes ideales y las líneas de fuerza antropológicas que impulsaron aquellos profesores y pensadores del siglo XVI.
He utilizado la expresión profesores y pensadores, pues el término “intelectuales”, como personas de calado que terminarían por configurar la opinión pública que han orientado España desde la Segunda República hasta nuestros días, está en decadencia por los diversos grupos de poder que se están configurando en detentadores del poder frente al mundo de las ideas.
Es importante, dejar asentado desde el comienzo de estas líneas que los pensadores de la Escuela de Salamanca que rodearon a Francisco de Vitoria y luego se expandieron por España, Portugal, América y Asia, no constituían una Escuela teológica al uso del tomismo, escotismo o nominalismo. Más bien, se trataba de ideas antropológicas, estilo de vida, amor a la libertad, y conceptos de los que hablaremos seguidamente.
Así pues, ese conjunto de ideas, al estar centradas en la idea capital de la dignidad de la persona humana, como imagen y semejanza de Dios, entroncaron rápidamente con el mundo del Renacimiento que se estaba imponiendo en Europa.
Estamos en 1454 y acababa de caer el Imperio bizantino en manos del Islam y por tanto solo queda el Sacro Imperio Romano Germánico para defender a la Iglesia, y en el mundo occidental se estaba imponiendo un nuevo modo de plantear el arte, la literatura, la espiritualidad y el pensamiento: el hombre, imagen y semejanza de Dios, debía ser el centro del mundo creado por Dios.
Estamos hablando de una concepción optimista del hombre pues, aunque hubiera ofendido a Dios en el pecado original, con la gracia de la redención operada en Cristo, podía ser puesto en medio. Dotado de libertad, con naturaleza humana, era pleno y capaz de resolver los problemas de su tiempo.
Precisamente esa antropología sólidamente fundada de un hombre, caído pero redimido del pecado original, se apoya en esa idea constantemente repetida por santo Tomás y rejuvenecida por Vitoria y que se opone frontalmente a Lutero y el pesimismo protestante: “la gracia no destruye la naturaleza, sino que la supone, la sana y la eleva”
El concepto de libertad humana sería utilizado por Francisco de Vitoria muchas veces para enfrentarse con Carlos V el emperador y a Felipe II su hijo, cuando quisieron usurpar las tierras de América o de Asia recién descubiertas. No eran “res nullius”, tenían dueño, aunque fueran de bárbaras costumbres o tuvieran pecados innombrables.
Efectivamente, el concepto de libertad de Vitoria y de la Escuela de salamanca, en conjunción de santo Tomas, va mucho más allá que el libre albedrío: “vis electiva mediorum servata ordine finis”. Es decir, la libertad no era escoger, sino “autodeterminación al bien”, fuente de amor y de grandeza.
Las sucesivas intervenciones de Francisco de Vitoria y de sus discípulos ante los importantes problemas que afectaron a la sociedad europea fueron delineando la construcción de un nuevo humanismo. Es decir, nuevas ideas para tiempos nuevos. Ese enfoque se centraba sobre el hombre, pues de hecho estaban viviendo el momento culmen del renacimiento, pero a la vez que eran hombres refinados en el uso del latín, del arte y de la literatura griega y latina clásica, eran profundamente cristianos.
Esta sería el núcleo de nuestra tesis: Vitoria y los suyos rectificaron un humanismo renacentista, que colocaba al hombre en el centro, pero con una visión antigua del hombre como era la de Pico de la Mirandola, Boccacio o Savonarola. Es decir, solucionar los problemas nuevos con la visión antigua del hombre clásico la de Epicuro, con la búsqueda del placer, el refinamiento de las artes y de las ciencias o la de Cicerón.
Evidentemente el humanismo renacentista que desde Florencia alumbró a todas las Cortes europeas, incluida la de los Estados Vaticanos con los papas Borgia o Julio II della Rovere, un papa guerrero. Llenos de refinamientos como León X, pero en un mundo que, por la teocracia, justificaba la conquista de América por España, de Portugal en la India o el intento de conquistar Japón.
Precisamente, el nuevo humanismo de Vitoria desarrolló el concepto nuevo de la economía global que contaba con el oro de América para limpiar los caminos de Europa o pagar las guerras de los emperadores españoles, pero a la vez propiciaron la unión de todos los mercados en Europa y propiciaron los mercados de exportación con América, África y Asia.
Indudablemente, también hubo un rebrotar de la esclavitud, pues los portugueses y holandeses encontraron en el negocio de compraventa de esclavos para llevar América el oro que les habían negado las minas de África y de Asia, que la Escuela de Salamanca intentó paliar haciendo que los mercaderes se preguntaran por el origen y licitud de esos esclavos antes de traficar con ellos y, después, procurando que fueran tratados con dignidad, propiciar su bautismo y la manumisión.
Mientras tanto las ideas de Vitoria y los suyos, comenzarían por llegar al derecho natural, al derecho de gentes, promoverían la libertad de movimientos por el mundo, la profundización en los derechos humanos, en el campo del trabajo, etc,,.como muestran las leyes de indias que son leyes que tienen en cuenta la dignidad de las personas y reconocen que son súbditos libres de la Corona de Castilla.
En suma, un nuevo humanismo, de mayor calado y fuerza, que promovió la dignidad de la persona humana hasta consolidarse en la declaración de los derechos humanos, y que sirvió para unir a la humanidad tras la Segunda guerra mundial.
Prof. Dr. D. José Carlos Martín de la Hoz
Academia de Historia Eclesiástica. Madrid
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