LA GUERRA DE UCRANIA DESDE LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA – FRANCISCO JOSÉ CONTRERAS – MARZO DE 2025

 

 

El parágrafo 2265 del Catecismo de la Iglesia Católica establece: “Una guerra de agresión es intrínsecamente inmoral. En el trágico caso de que estalle la guerra, los responsables del Estado agredido tienen el derecho y el deber de organizar la defensa, incluso usando la fuerza de las armas”. Y San Juan Pablo II afirmó en un discurso ante la Asamblea General de Naciones Unidas (el 5 de octubre de 1995) que “el Magisterio reconoce la importancia de la soberanía nacional, concebida ante todo como expresión de la libertad que debe regular las relaciones entre los Estados”.

La invasión rusa de Ucrania representa un caso de libro de guerra injusta desde la doctrina católica, mientras que el esfuerzo defensivo ucraniano es un caso arquetípico de guerra justa. Santo Tomás -desarrollando ideas ya apuntadas por Cicerón o San Agustín- planteó tres requisitos para la licitud de una guerra: que sea declarada por el gobernante legítimo, que tenga “justa causa” (y la causa justa por antonomasia es la defensa del país frente a una invasión extranjera) e “intención justa” (uso de medios proporcionales al fin legítimo perseguido). La agresión rusa incumple al menos los requisitos segundo y tercero: carece de justa causa y está siendo perpetrada con medios inicuos, como el bombardeo de ciudades e infraestructuras energéticas, el secuestro o matanza de civiles (por ejemplo, la masacre de Bucha en marzo de 2022) o la ejecución de prisioneros.

La invasión de Ucrania en dos tiempos (2014 y 2022) se debe al designio -abiertamente confesado por Putin en varias ocasiones- de revertir la disolución de la URSS de 1991 (según él, “la peor tragedia geopolítica del siglo XX”), pactada libremente por las principales repúblicas soviéticas (acuerdo de Brest) y reconocida por el Derecho internacional (en lo que se refiere a Rusia vs. Ucrania, también por el Memorándum de Budapest de 1994, por el cual Ucrania entregaba a Rusia sus armas nucleares a cambio del reconocimiento definitivo de sus fronteras). Putin considera a Ucrania un Estado artificial y niega su derecho a la existencia. En 2014 usó la caída del presidente ucraniano Yanukovich -que había intentado reprimir en vano las concentraciones masivas de la plaza Maidan- como pretexto para ocupar Crimea y parte del Donbás; en 2022 intentó conquistar el resto, imaginando que los ucranianos apenas resistirían. Es falso que Ucrania fuese a ingresar próximamente en la OTAN; por lo demás, en la hipótesis remota de que lo hubiera hecho alguna vez, sería en uso de esa soberanía nacional que Juan Pablo II defendió en Naciones Unidas, y que incluye el derecho a incorporarse a las organizaciones internacionales que cada país estime oportunas. La OTAN es una alianza defensiva: está diseñada para proteger a sus miembros de agresiones externas, no para perpetrarlas. Ya se han incorporado a la OTAN muchos países fronterizos con Rusia (Noruega, Polonia, Lituania, Estonia, Letonia, Finlandia), sin que eso haya supuesto ningún problema para ella. Nadie quiere conquistar Moscú; ni siquiera Kaliningrado, la antigua Königsberg, que siempre fue alemana. Es Rusia la que no acepta las fronteras de 1991 ni el orden internacional basado en reglas.

Pero volvamos a la doctrina católica: el punto 2309 del Catecismo detalla algunos requisitos más para la guerra justa. Uno de ellos es “que el daño causado por el agresor a la nación o a la comunidad de las naciones sea duradero, grave y cierto”: la condición se cumple en la guerra defensiva de Ucrania, que se juega su misma existencia como país, mientras que la sociedad internacional ve amenazado el principio de inviolabilidad de las fronteras, que nos ha garantizado una paz aceptable -sobre todo en Europa- desde 1945 (compárese con el infernal periodo 1914-45 y sus decenas de millones de muertos).

Otro requisito es “que se reúnan condiciones serias de éxito”. Este es uno de los puntos más explotados por la propaganda pro-rusa, que insiste en que Rusia es invencible y que por tanto la resistencia ucraniana viene a ser un encarnizamiento terapéutico que sólo prolonga la agonía del país a un coste humano muy alto (omiten explicitar el corolario: Ucrania debería rendirse y entregar a Rusia los territorios que exija, además de deponer al presidente que ha encabezado la resistencia). Pero es demagogia: la realidad es que se trata de una guerra empatada, y ese empate representa de hecho un éxito fabuloso para un país cuatro veces inferior a Rusia en población, PIB y músculo militar. Lo previsto era ocupar Ucrania en tres días, que se han convertido en tres años. Ucrania ha conseguido éxitos parciales increíbles como el desalojo del invasor de las provincias de Kiev o Jarkov (en gran parte ocupadas en febrero-marzo de 2022), la recuperación de Jersón, la neutralización de la flota rusa en el Mar Negro o la ocupación de una pequeña porción de territorio en la provincia rusa de Kursk. Incluso esta semana, pese a la interrupción de cualquier apoyo americano (incluida la colaboración de inteligencia, que permitía a las baterías antiaéreas ucranianas interrumpir misiles que ahora se cebarán a placer con los civiles), Ucrania ha conseguido avances sustanciales en Toretsk, Chasiv Yar y Kupiansk. La imposibilidad de una victoria ucraniana no es más que un meme que la propaganda rusa ha conseguido implantar en los cerebros de la ultraderecha y la ultraizquierda occidentales. Y no es cierto que una potencia nuclear sea invencible: la URSS fue vencida en Afganistán y EE.UU. lo fue en Vietnam. Moscú no desencadenará un holocausto nuclear de Destrucción Mutua Asegurada por un puñado de kilómetros cuadrados en el Donbás.

Si Ucrania ha conseguido un empate con un apoyo occidental vacilante e intermitente (por ejemplo, paralización de la ayuda americana durante seis meses de 2024 por la obstrucción de senadores trumpistas), es evidente que hubiese podido conseguir la victoria con unos medios más generosos (el armamento entregado no era de punta: los F-16 han llegado muy tarde y con cuentagotas, Alemania no quiso proveer misiles Taurus, etc.). Entendiendo por “victoria”, no la ocupación de territorio ruso (la de Kursk es temporal, para usarlo como moneda de cambio), sino la expulsión del invasor.

El tablero geopolítico está patas arriba; lo impensable durante 80 años -un entendimiento EE.UU.-Rusia-China- para un reparto del mundo en zonas de influencia, ha dejado de ser una fantasía distópica para convertirse en una posibilidad no remota. EE.UU. está abdicando del idealismo que le llevó a ser “ciudad sobre la colina” y bastión mundial de la libertad en el siglo XX, venciendo tanto al fascismo como al comunismo. Los de “America First” se habrían opuesto al desembarco de Normandía y al “we win, they lose” de Reagan a la URSS.

Los que seguimos creyendo en algunos principios básicos de moralidad internacional (antiguallas de la Guerra Fría, según ciertos popes del hispano-trumputinismo) -como la distinción entre el agresor y la víctima, la superioridad de la democracia sobre la dictadura o la aspiración a un orden mundial basado en principios que vayan más allá del egoísmo nacional más alicorto- debemos hablar ahora o callar para siempre.

Francisco José Contreras
Catedrático de Filosofía del Derecho en la Universidad de Sevilla. Autor de once libros individuales (entre ellos, “Kant y la guerra”, “Liberalismo, catolicismo y ley natural”, “Una defensa del liberalismo conservador” y “Contra el totalitarismo blando”). Ha recibido el premio de honor Diego de Covarrubias 2020, el Premio Angel Olabarría y el Premio Legaz Lacambra de la Academia Aragonesa de Jurisprudencia.

**

PRÓXIMAS ACTIVIDADES

VIERNES 28 DE MARZO ACTO PRESENCIAL:
CRISTIANISMO Y ECONOMÍA DE MERCADO. 
Con León Gómez Rivas, Benjamín Santamaría y Miguel Ángel Dionisio.
Será en la UNIVERSIDAD REY JUAN CARLOS. Sede Madrid-Arguelles, calle Quintana número 21 a las 18:30. (Aula 201)
Un acto que organizamos junto con la Asociacion Libertaria Austriaca.
Entrada libre hasta completar aforo por orden de llegada. No será necesaria la inscripción. 

Compartir:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Información sobre protección de datos:

  • Responsable: CENTRO DIEGO DE COVARRUBIAS
  • Fin del tratamiento: Controlar el spam, gestión de comentarios
  • Legitimación: Tu consentimiento
  • Comunicación de los datos: No se comunicarán los datos a terceros salvo por obligación legal.
  • Derechos: Acceso, rectificación, portabilidad, olvido.
  • Contacto: info@centrocovarrubias.org.
  • Información adicional: Más información en nuestra política de privacidad.