LA CARTA DE LOS MARTES – 07 DE JULIO DE 2020

LA CARTA DE LOS MARTES – 07 DE JULIO DE 2020

La Santa Hermandad fue una corporación integrada por gente armada, creada para perseguir a los criminales y financiada por los concejos municipales. Fue instituida por Isabel la Católica en las Cortes de Madrigal de 1476.

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La Carta de los martes del 7 de julio de 2020

Queridos amigos:

El 7 de julio de 1486, los Reyes Católicos expidieron los Cuadernos de las Leyes Nuevas de la Santa Hermandad.

Vayamos al principio. La Santa Hermandad fue una corporación integrada por gente armada, creada para perseguir a los criminales y financiada por los concejos municipales. Fue instituida por Isabel la Católica en las Cortes de Madrigal de 1476, unificando las distintas Hermandades preexistente desde el siglo XI en los reinos cristianos. Se la considera el primer cuerpo policial europeo organizado y administrado por el gobierno y por tanto, antecedente de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, como se conoce ahora a las estructuras de seguridad. Más concretamente, muchos historiadores lo consideran el precedente de la Guardia Civil.

Y ahora vayamos al final. La Santa Hermandad fue declinando lentamente. En 1834 se votó una Ley en las Cortes para suprimirla. Ya había sido reemplazada por la Superintendencia General de Policía creada en 1824, con un precedente: el Ministerio de Policía General de José Bonaparte.

Volvamos al principio. Las primeras hermandades tenían la finalidad de defender los pueblos de los ataques de los nobles y la de perseguir a los bandidos. Los primeros privilegios los concedió Alfonso VI de León en el Siglo XI a poblaciones de los Montes de Toledo. Se crearon hermandades en los distintos reinos cristianos salvo en el Condado de Barcelona, donde se formó en esa época el somatén.

En 1473 Enrique IV de Castilla autorizó la formación de la Hermandad Nueva General de Castilla y León, pero se disolvió en paralelo a los conflictos que se desencadenaron a raíz de la muerte de Enrique. Tanta inseguridad motivó que Alonso de Quintanilla, Contador Mayor de Cuentas y Juan de Ortega, sacristán del Rey, promovieran la formación de una Santa Hermandad. En marzo de 1476, en la ciudad de Dueñas, se elaboró el proyecto general, presentado a los reyes Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón en las Cortes de Madrigal.

Fue el 19 de abril de 1476 cuando los reyes aprobaron el Ordenamiento de Madrigal que regulaba la creación de la Santa Hermandad[1], instrumento para garantizar el orden público, que juzgaba y castigaba los delitos cometidos extramuros de pueblos y ciudades.

Fue constituida inicialmente por tres años, a pesar de lo cual se detalló muy considerablemente su ámbito de actuación[2], su organización interna (un jinete por cada cien vecinos y un soldado por cada ciento cincuenta, agrupados en cuadrillas), sus ámbitos de actuación legal (robos, crímenes, incendios, juicios sumarísimos con aplicación inmediata de la pena) y su estructura económica (la financiación por sisas), política y administrativa (el conjunto de delegados de las ocho provincias, León, Zamora, Salamanca, Valladolid, Palencia, Ávila, Burgos y Segovia, componía el Consejo de la Hermandad).

Los capítulos de la Santa Hermandad aprobados por los Reyes Católicos en las Cortes de Madrigal de 1476 tenían también por objeto preparar una milicia que pudiera fortalecer el poder real. La política subyacente a la creación de esta fuerza militar permanente fue hábil. Limitó la jurisdicción de los alcaldes a pocos casos, sometió a los cuadrilleros a rigurosa disciplina, puso al frente a capitanes y nombró general de aquella milicia al Duque de Villahermosa, hermano bastardo de Fernando el Católico. La concentración del mando en manos paralelas a la corona convirtió a la Santa Hermandad en un poderoso auxiliar de la monarquía. Eran 2.000 hombres armados, pagados por los concejos, siempre a las órdenes del Rey o la Reina.

El Consejo de la Hermandad contaba con un procurador cambiante por cada provincia y con cuatro cargos inamovibles nombrados por los reyes: presidente, tesorero o contador, provisor y capitán general. Hacia 1480 la «tesorería» de la Santa Hermandad, encargada de cobrar las contribuciones (la Santa Hermandad se financiaba con un impuesto sobre las ventas de muchos bienes, con excepción de la carne), se encomendó a arrendadores externos. Como se ve, la externalización no es cosa del Siglo XX…

Los soldados llevaban uniforme: un chaleco de piel hasta la cintura sobre camisa con faldones hasta la cadera. El chaleco dejaba ver las mangas de la camisa, que eran verdes. Popularmente se los conocía por mangas verdes.

Esta policía rural fue muy eficaz en sus primeras épocas, infligiendo castigos muy severos y favoreciendo la autoridad central de la realeza al hacer que la nobleza perdiera gran parte de su inmenso poder e influencia. Posteriormente perdió predicamento por las siguientes causas: era escasa para Ejército permanente pero demasiado grande para cuerpo de seguridad; suponía una considerable carga económica para los pueblos que la financiaban; el Ejército regular intervenía cada vez más en misiones de orden público; se decía que los mangas verdes no llegaban nunca a tiempo, que los crímenes quedaban impunes, que los propios aldeanos se tomaban la justicia por su mano. Dada su tardanza en llegar a los conflictos el pueblo acuñó la expresión “¡A buenas horas, mangas verdes!” que se sigue utilizando, en ocasiones son conocer su origen.

Todas estas razones se concitaron para dar a traste con una institución que pervivió durante 350 años. No es poca cosa.

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El avance tecnológico de este martes se refiere a las vacunas contra el COVID-19 o SARS-CoV-2.

¿Por qué no se habla de las vacunas españolas? “Probablemente, porque muchas están en sus inicios y todavía no han llegado a la fase preclínica que antecede a los ensayos en humanos”. Y hay prisa. Queremos las vacunas en septiembre y todo se orienta a que estén disponibles en cantidades milmillonarias antes de final de año. Y las investigaciones que se hallan más avanzadas se llevan los titulares.

Puede que haya muchas y distintas vacunas; puede que las primeras no sean las que prevalezcan. Vamos a ver quién está desarrollando las españolas.

Luis Enjuanes, Isabel Sola, Mariano Esteban, Juan García y Vicente Larraga, todos del Centro Nacional de Biotecnología del CSIC), están desarrollando diversas líneas de trabajo.

José Manuel Martínez Costas y Javier Montenegro, ambos en la Universidad de Santiago de Compostela investigan sobre otras dos vías.

Los científicos de Santiago trabajan en colaboración con el Instituto de Investigaciones Biomédicas August Pi i Sunyer vinculado al Hospital Clínico de Barcelona. Allí, el grupo de Felipe García tiene su propio proyecto. Otro investigador es Bonaventura Clotet, quien está al frente de otro proyecto, en colaboración con el Barcelona Supercomputing Center y el Centro de Investigación en Sanidad Animal del Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias.

Hay más proyectos; el de CoviNanoVax, de la Universidad Ramon Llull, está a cargo de los investigadores Salvador Borrós Cristina Folnaguera. En la Universidad de Zaragoza, Carlos Martín Montañés lleva 20 años trabajando en una nueva vacuna contra la tuberculosis y va a derivar los trabajos hacia otra que proteja ante el coronavirus. En el Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria (INIA), el grupo de Rafael Blasco también tiene como referencia una enfermedad muy distinta al covid-19, la viruela. Su idea es utilizar un conocido vector atenuado derivado de la vacuna de la viruela para insertar dos genes del SARS-CoV-2.

El artículo es un compendio de los trabajos que están realizando científicos españoles. Es un artículo amplio, pero el tiempo empleado está compensado por la información que se obtiene con su lectura.

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La noticia de esta semana se refiere al fallido intento de Irán de contaminar parte del agua potable de Israel.

Israel sufrió en abril de 2020 “un ataque sincronizado y organizado” contra una planta de tratamiento de agua para consumo humano. El atacante remoto trató de incrementar sustancialmente la cantidad de cloro aportada para que el agua resultase imbebible. Yigal Unna, responsable de la ciberseguridad de Israel, afirmó que “si los malos hubieran tenido éxito en su complot, ahora estaríamos enfrentándonos, en medio de la crisis del coronavirus, a daños muy graves causados a la población, a una falta de agua y quizás a algo peor que eso. “El objetivo es causar daño a la vida real y no a los sistemas informáticos o a los datos”.

Amos Yadlin, exjefe de la Inteligencia militar, confirmó que el régimen iraní había ejecutado la agresión. Las represalias israelíes consistieron en infiltrarse en el sistema informático del importante puerto iraní de Shahid Rajaee y desorganizarlo durante varios días[3].

Este ha sido el mayor episodio conocido de guerra cibernética durante la pandemia causada por el virus chino SARS-CoV2, pero hay más relacionados directamente con la sanidad. Se intenta boicotear a los laboratorios que intentan ofrecer una vacuna para frenar su investigación, o para robar los resultados de las investigaciones o para exigir un rescate para devolver los datos robados. La guerra seguirá cada vez más estos derroteros sin obviar los tradicionales.

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La frase de hoy es anónima, o al menos no se conoce a su autor, el cual ha estado sembrado. Es otro caso de sabiduría popular: sintético, preciso, acertado.

“En los países comunistas, el medio ambiente quedó (y queda) arrasado, pero el ecologismo es de izquierdas. En 80 años de socialismo real[4] no ha habido una sola mujer relevante en sus gobiernos, pero el feminismo es de izquierdas. En el Siglo XX el comunismo causó más guerras y muertes que nadie, pero el pacifismo es de izquierdas. Los comunistas exterminan a los homosexuales, pero el movimiento gay es de izquierdas”

Saludos
CDC


[1] Para proteger el comercio, pacificar el difícil tránsito por los caminos y perseguir el bandolerismo.
[2] En cinco leguas a la redonda de cada localidad con más de treinta vecinos, dentro de las ocho provincias que luego se verán.
[3] El lector recordará una anterior intervención israelí, ya antigua: el completo desbaratamiento del sistema atómico iraní, que retrasó años el proceso de obtención de armas nucleares por el régimen de los ayatolás.
[4] Algunos lo llaman comunismo
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