Esta semana escribe para nosotros León Gómez Rivas. Encontraréis las efemérides tan destacadas de Jose Ramón Ferrandis, y por último, la guinda de Avizor, «Pensando en Voz Alta»

¿OXÍMORON O VERDAD REVELADA?

El lunes 3 de octubre se celebró un muy interesante conversatorio sobre “Liberalismo-Cristianismo”, con este llamativo «slogan». Por parte del Centro Diego de Covarrubias, participamos Vicente Boceta, José Amengual y yo mismo.

Aunque de sobra nuestros socios y muchos de nuestros seguidores conocen nuestros ideales y objetivos, aquí comparto algunas ideas que surgieron preparando nuestras intervenciones, sabiendo que se trata de un asunto complejo y con muy diversas aproximaciones, tanto desde los entornos liberales como de inspiración cristiana.

El coloquio completo podrán escucharlo en breve en nuestro canal de YouTube. 

Como punto de partida sostenemos que toda teoría económica responde a una concepción antropológica. El cristianismo nos parece la única cosmovisión que ha podido dar lugar a cultura occidental de los derechos humanos basados en la dignidad ontológica del hombre, como respuesta a las exigencias de libertad. Pero la libertad es un concepto indivisible: aunque Occidente se ha construido sobre esa formidable (pero, a la vez, delicada) cimentación, desde la modernidad se quiere sustituir la responsabilidad moral personal por unas pautas de conducta contradictorias con sus propias raíces.

Con muchas tensiones en su devenir histórico, el desempeño económico de los cristianos necesariamente ha requerido de un entorno de libertad (mercados abiertos, propiedad privada, respeto a la iniciativa empresarial, etc.). Además, el cristianismo ha sido un imprescindible contrapeso del poder político. En ocasiones, una alianza demasiado cercana con ese poder ha mermado la autonomía de la Iglesia, confundiendo también los límites del Estado: particularmente en esa necesaria tarea de ayuda a los más necesitados. La justicia y la caridad cristiana quedan sometidas a unas políticas sociales (socialistas) de redistribución que explotan los gobiernos populistas. El moderno Leviathan puede engañar a algunos cristianos (religiosos, clérigos y laicos), que confían demasiado ciegamente en sus aparentes mensajes de solidaridad: es un grave error, tanto en sus planteamientos como -sobre todo- por los penosos resultados económicos que tales experimentos han manifestado una y otra vez en la Historia.

En el CDC sostenemos que ‘liberalismo’ es un concepto plenamente compatible con el ethos cristiano. La virtud de la liberalidad se encuentra brillantemente analizada en la Suma Teológica de Santo Tomás (en la II-II parte, cuestión 117, estudiando la virtud de la justicia). El hombre liberal es un arquetipo ejemplar, como recoge nuestra literatura del Siglo de Oro; que -naturalmente- encuentra su enunciado muchos siglos atrás, en la propuesta moral de Aristóteles. La liberalidad (eleutheria) en el uso de las riquezas es un justo medio entre la avaricia y la prodigalidad. Toda la tradición medieval sobre las Artes Liberales (aquellas actividades que realizan las personas libres) recoge esta enseñanza.

Desde la Revolución Industrial del siglo XIX observamos una sociedad cada vez más compleja, en la que resulta difícil discernir los criterios de justicia, solidaridad y liberalidad económica. La primera Doctrina Social de la Iglesia ya no responde a las inquietudes del hombre moderno. Este nuevo panorama de un mundo globalizado, sometido a la partitocracia, oligarquías financieras o grandes poderes mediáticos, está acabando con la cultura cristiana de la libertad y la responsabilidad personal. Pero la solución no pasa por el endeudamiento de los estados o la intervención de los bancos centrales… sino por recuperar aquellos principios que describieron nuestros Doctores de Salamanca: mercados libres, moneda sana, propiedad privada, contención del gasto y gobiernos democráticos sometidos al control de los ciudadanos.

León M. Gómez Rivas

León es doctor en Historia Moderna y en Economía por la Universidad Complutense. Trabaja como Catedrático en la Universidad Europea de Madrid, impartiendo las asignaturas de Historia y Pensamiento Económico. Sus temas de investigación tratan sobre el pensamiento político y económico de la segunda escolástica española.

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LA CARTA de Jose Ramón Ferrandis en su nuevo Blog:
La Carta de los martes del 04 de Octubre de 2022.

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PENSANDO EN VOZ ALTA de Avizor: IDENTIDAD PERSONAL Y COLECTIVA

Las ideologías colectivistas tienen como objetivo intermedio la sustitución de la identidad personal, la ontológica, por la pretendida identidad de un determinado colectivo para, en una segunda fase, enfrentar a los respectivos colectivos ofreciéndoles privilegios discriminatorios, al mismo tiempo que proceden a la progresiva anulación de las libertades individuales. La misma táctica segregacionista es aplicada hasta la náusea por el nacionalismo supremacista excluyente.

Para desarrollar eficazmente ese perverso proceso de ingeniería social, cuentan con la estrecha colaboración de medios de comunicación y de organizaciones afines, públicas y privadas, que disfrutan de una muy generosa financiación.

Esa estrategia es un poderoso instrumento para conseguir el objetivo final de esas ideologías, que es la imposición de un régimen autoritario, tal como describieron Ernesto Laclau y Chantal Mouffe en su obra clave «Hegemonía y estrategia socialista», publicada en 1985.

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